Sin hablar sobre seguridad pública, tampoco de la corrupción real que existe en la Aduana de Matamoros, permitida por el administrador Horacio Manuel Bermúdez, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ignoró en su visita a está frontera a los sectores activos de la sociedad y se reunió, amurallado, solamente con su equipo operativo y el gobernador Américo Villarreal Anaya.
Sin hablar sobre seguridad pública, tampoco de la corrupción real que existe en la Aduana de Matamoros, permitida por el administrador Horacio Manuel Bermúdez, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ignoró en su visita a está frontera a los sectores activos de la sociedad y se reunió, amurallado, solamente con su equipo operativo y el gobernador Américo Villarreal Anaya.
De esta manera, el Presidente de México, acompañado por su hijo Jesús Ernesto, llegó por tierra a las instalaciones del Puerto Fronterizo III, General Ignacio Zaragoza, conocido como Los Tomates, para supervisar la modernidad de las aduanas en Tamaulipas.
Las quejas del comercio organizado, así como de la industria de importación y exportación, cada día crecen más, porque las aduanas del país como la de Matamoros ya militarizadas, no le rinden cuentas al pueblo de México, sumado a esto, a que pese a ser de los puntos por donde se da el contrabando de armas, dinero y vehículos, que impactan en la población, ninguno de los administradores está incluido en las Mesas de Seguridad.
Los organismos sociales como iglesias, centros de beneficencia, instituciones altruistas, se han quejado incluso con las Cámaras de Comercio, para hacerles saber la urgencia de que los puertos de importación y exportación sean más sensibles en servicio a la comunidad, pues mientras el administrador Bermúdez, cierra el paso a una caja de juguetes usados para los niños pobres de esta frontera, los puentes internacionales están abiertos para el contrabando mayor, bajo el lema que ya todo el mundo conoce: “Por Matamoros no se batalla para pasar contrabando, si cabe por el puente pasa”.