Agujerado por las balas, y con visibles huellas de tortura, un grupo de […]
Agujerado por las balas, y con visibles huellas de tortura, un grupo de agentes de la Fiscalía General de Estado de Tijuana (FGE), halló en un paraje el cuerpo del joven Edgar Flores Santos, un noble empleado del Consulado de Estados Unidos en Tijuana que un grupo delincuencial lo confundió con agente norteamericano y ordenó su ejecución…
Luego que Edgar Flores desapareció, rápidamente se activaron las alertas de búsqueda, la autoridad mexicana se vio presionada e inició una investigación, pues se trataba de un supervisor de Agricultura y Trampeo de Plagas del Consulado de Estados Unidos en Tijuana que despareció mientras hacía su labor de campo.
Al siguiente día, el vehículo oficial donde viajaba Edgar Flores, fue hallado en una zona desolada, en las inmediaciones del Rancho de los Niños, en la delegación Presa Rural a eso de las 11:45 horas del 1 de octubre; la pick up blanca, de cuatro puertas, tenía manchas de sangre en la caja y resaltaba en la lámina la numeración consular BEC-104.
En esa misma zona, pero dispersos también fueron hallados otros cadáveres entre ellos según la fiscalía el de Edgar Flores, ciudadano mexicano pero empleado del Consulado de Estados Unidos en Tijuana desde hace unos años.
Al joven se le localizó a eso de las 14:42 horas, en el Cañón Chupacabras, del Rancho las Uvas, quedó a unos kilómetros de su vehículo, su cuerpo reposaba sobre la maleza, en un camino de terracería, utilizado por bandas criminales como paso para el cruce de inmigrante y el tráfico de drogas como el cristal.
El trabajador de la embajada estadounidense, vestía ropa con la insignia del consulado de Estados Unidos, tenían un reloj en su mano que segundo a segunda daba el tiempo sometido a una fuerte resolana de tierra desértica, en su cuerpo eran visibles las huellas de tortura y heridas de bala, una, de nueve, fue en la cabeza, al puro estilo de la mafia.
Según el fiscal Hiram Sánchez Zamora, por el crimen se detuvo a una persona que se encargó de arrojar el cadáver en ese sitio y fue capturado cerca del lugar del hallazgo, el sujeto traía droga y confesó haber participar en el crimen del noble joven Edgar Flores, empleado del Consulado de Estados Unidos en Tijuana, porque un grupo de contrataditas pensó que era un agente norteamericano que se había infiltrado en tierras mexicanas con el fin descubrir su oscuro trabajo…