Director General: Julio Alberto Rubio Pérez

PASO A PASO TORTURA Y FEMINICIDIO DE KAREN, COMETIDO POR UN DESQUICIADO DE MENTE PERVERSA, CORROSIVO: ALTAMENTE TÓXICO…

Oscar TreviñoJr. - 6 marzo, 2021

El amor enfermizo de José Eduardo Olvera Morales que sentía por Karen Berenice López Benavidez, provocó que la matara cuando le dijo en su casa que habían terminado su noviazgo.

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El amor enfermizo de José Eduardo Olvera Morales que sentía por Karen Berenice López Benavidez, provocó que la matara cuando le dijo en su casa que habían terminado su noviazgo.

Frío, calculador, sin el menor remordimiento, Eduardo la ató de manos, le desfiguró la cara a golpes, hizo una maleta de ropa simulando un viaje, para desaparecerla en el trayecto a la colonia Las Fuentes, donde en medio de la oscuridad arrojó sin vida a Karen Berenice en un canal de aguas puercas.

A pesar de que cometió el feminicidio, Eduardo fue protegido en Matamoros por su papá, su mamá, luego por su tía y su abuelita regañona allá en Reynosa, Tamaulipas, donde permaneció escondido por más de tres meses, según se desprende de los 8 tomos que compone la carpeta de investigación –como medio metro de altura- número 397/2020.

La presión de los matamorenses se intensificaba, en México, en Estados Unidos de Norteamérica, pero 6 meses después, la agente de la Policía Ministerial del Estado Ariadna Munguía Toro en su patrulla, con su escudero Juan José Aguas de la Luz, ya cerquita de la pista de Eduardo, le pidió a Dios que le enviara una señal:

“Horas después, recibí una llamada por celular de una amiga, que Eduardo estaba en la colonia 5 de Diciembre en la casa de su abuelita, me dio la dirección y allí se le acabó el camaleón, mostrándole la orden de aprehensión por feminicidio, echándole abajo su amparo vencido”.

El 30 de agosto de 2020, los padres de Karen Berenice, denunciaron su desaparición en Fiscalía Especializada en Atención a Personas No Localizadas o Privadas de su Libertad en Matamoros y la fotografía de la chica se publicó en las redes sociales.

El 3 de septiembre encontraron el cuerpo de Karen Berenice, ingeniero químico, egresada del Tecnológico de Matamoros, asignada al departamento de control de calidad, en el área de conchas de los moldes de tendido de las Aspas Eólicas gigantes, de la maquiladora TPI Composites, ubicado por la carretera a Reynosa en el Parque Industrial Las Ventanas.

Dos días después, Yuliana Martínez, ganadora de la Voz de México 2016, en su cuenta de TikTok, aseguró que horas antes de localizar el cuerpo de su amiga Karen Berenice hubo una orden del Gobierno de Tamaulipas, de borrar las imágenes, así como las notas donde hablan sobre su muerte, incluso las pesquisas.

Ante el miedo de quedar impune el feminicidio, Yuliana, decidió buscar el apoyo de la gente a través de su red social para exigir a las autoridades el esclarecimiento del caso, incluso dijo que al momento de su desaparición, tanto amigos como familiares, estuvieron posteando sus imágenes por todas las redes sociales tratando de encontrarla:

“Entiendo perfectamente el poder que tienen las redes sociales y necesito que difundan su nombre, no estoy pidiendo nada más que justicia por Karen, como estamos pidiendo todos los que la queremos”.

La voz de Yuliana se multiplicó en todo el país y de inmediato la denuncia de viralizó al volverse tendencia con los hashtag: #JusticiaParaKaren , #JusticiaParaKaren, #JusticiaParaTodos, #NiUnaMenos, #NiUnaMas, #NadieMenos y #nosfaltakaren.

Se abrió la página en Facebook Justicia para Karen, de amigas, familiares y gente consternada por el feminicidio, que uno de los mensajes invitó a la gente a que acudieran el 6 de septiembre en la plaza principal para exigir justicia y la captura del o los responsables.

Los padres de Karen, su hermano Jonathan estuvieron presentes por algunos minutos y luego se retiraron a la Procuraduría de Justicia, en tanto las feministas micrófono en mano expresaron su malestar, colocaron mantas, cartulinas de apoyo, una parte las pegaron en la puerta a la entrada de Presidencia Municipal.

El personal de Presidencia las retiró, entre ellos Meme –el jovencito con síndrome Down- porque impedían la entrada, pero hicieron una especie de periódico mural, donde las montaron en tu totalidad.

Jonathan pidió a los cibernautas en su red social, que los dejaran solos con su pena en el velorio y en el panteón. Pero allí empezaron las sospechas, porque Eduardo, novio de Karen Berenice abandonó a la familia, ni un pésame, ni palabras de aliento a sus suegros, ni una corona, ni una llamada, nada.

Todavía de buena fe, parte de la familia de Karen Berenice, pensaba que estaba consternado y cada quien guarda su dolor de diferente manera, pero todo cambió cuando intentaron comunicarse pero Eduardo, borró su cuenta de Facebook. Estaba ilocalizable.

En las redes sociales, las feministas lanzaron un boicot al informe del alcalde morenista Mario Alberto López, La Borrega, con el lema: Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno. La pandemia del Covid-19 estaba en su apogeo y el evento sería a puerta cerrada en el Teatro de la Reforma.

Mientras La Borrega leía su informe, fuera del teatro Reforma, feministas y amigos de la diputada panista, ahora candidata a la alcaldía Ivett Ivechita Bermea Vázquez y de su colega Héctor Escobar, aprovecharon para desestabilizar, exigían justicia con vehemencia, en lugar de manifestarse en la también blanquiazul coordinación regional de Fiscalía de Justicia en Tamaulipas, pero todo para sacar raja.

Entre las que participaron en el boicot aprovechando el deceso de Karen Berenice contra el alcalde morenista, se identificaron a Coral Mondragón de Acción Juvenil del PAN; Alondra Ruelas Moreno, directora estatal del PAN de la Red Mundial de Jóvenes Políticos y la abogada Hortensia Narváez, que se inscribió como candidata independiente para alcalde.

Sin saberlo el inconforme grupo feminista del PAN, le pidió una audiencia a Mario López saliendo de su informe, se las concedió en Palacio Municipal, pero mientras hacían antesala en esos momentos, Margarita, Moisés, padres de Karen Berenice conversaban en otra oficina.

Allí ante el Alcalde se declararon ajenos al boicot, porque estaban trabajando los Ministeriales del Estado y comunicaron las sospechas contra Eduardo. Cuando concluyeron, la familia salió por una puerta y se abrió otra, para recibir a los panistas por el entonces secretario del Ayuntamiento Federico Fernández, así que ninguno de los grupos coincidió.

Federico Fernández las atendió y se acordó que para el día siguiente otra reunión, pero solo se presentó Hortensia, la amiga de Ivechita, junto con dos de sus amigas.

El 8 de septiembre, Jonathan, flanqueado por sus padres subió un video en sus redes sociales, agradeciendo el apoyo de la gente en la búsqueda de su hermana, porque los ministeriales les comunicaron la forma en que Karen Berenice falleció.

“Mi hermana fue asesinada a golpes, mi hermana sangraba, suplicaba, le desfiguró la cara, la siguió golpeando en el cuerpo, agradecemos el apoyo de la gente. No los incitamos a la violencia, lo dejamos en manos de Dios, no pinten grafitis, ni hagan desorden”.

Vulnerable, con el corazón al descubierto y conteniendo el llanto, en tanto flanqueado por sus padres Moisés y Margarita, con la mirada triste, perdida. Jonathan continuó:

“Los grafitis se pueden borrar, los vidrios rotos, se pueden reponer, pero la voz nadie la puede callar, agradecemos a las autoridades, a la gente por su apoyo. Nos topamos con negligencias, bromas. No nos deben nada, a la única que le deben es a mi hermana, lo único que pedimos es Justicia para Karen”.

En tanto, en la carpeta de investigación, en el levantamiento ministerial del cuerpo de Karen Berenice, Eduardo había dicho, que eran novios y que pensaba que ella se había ido de la ciudad, porque faltaba su ropa, detalló el número de pantaletas, blusas, pantalones, zapatos con sus respectivos colores y vestidos que supuestamente se llevó en la maleta, en tanto su papá, solo hacía movimiento negativos con la cabeza.

Allí fue cuando Ricardo Zapata Sánchez, Comisario en jefe de la Policía Ministerial del Estado, junto con la Unidad General de Investigación 3, sospecharon que Eduardo era autor del homicidio calificado, que cambiaba a Feminicidio, pero había que probarlo. Karen se había independizado de sus padres, que aunque vivía sola era la misma casa, se llegaba por distinto pasillo, pero enfrente vivía Eduardo en la colonia Buenavista.

Las primeras pesquisas se hicieron en su barrio, porque ya tenían la pista de que Karen Berenice, no fue abordada en el trayecto de la maquiladora a su casa por un asesino solitario, porque el criminal estaba en casa, pero se toparon en seco cuando alguien dijo, que Eduardo había ido con los vecinos para amenazarlos con que nada vieron, ni oyeron, porque era de la maña y el que se chivara lo levantarían.

Siguiendo la pista de Eduardo, los investigadores haciendo equipo, cada quien por su cuenta, indagaron su personalidad, encontrando que manipulaba a sus padres, tenía 35 años de edad, pero nunca había trabajado, decía que era de la maña, empleado de la Coca Cola, que tenía contactos con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Descubrieron en Eduardo, un mitómano por excelencia, a sus padres les dijo que estudiaría medicina, pero lo tronaron e insistía que ya era doctor, su papá autoritario lo mantenía, su mamá ni voz ni voto tenía en su hogar, también la envolvía y le sacaba dinero.

Los Ministeriales sabían que Margarita, tenía un presentimiento grave porque el carácter de su hija Karen Berenice había cambiado, así que un día que estaban lavando ropa, aprovechando que Eduardo conversaba con su esposo, le preguntó:

-¿Hija…qué tienes?

-Un libro mamá –respondió con apenas un hilo de voz-.

-¿Te estoy preguntando que tienes?

-Es que ya me quiero venir con ustedes pero…

La respuesta fue interrumpida por Eduardo, que ya estaba detrás de Margarita, abrazó a Karen Berenice y le dijo que se iban a retirar, que luego regresarían por la ropa.

Amigos y personas que estaban sensibilizados, apoyaron a los ministeriales, construyendo la personalidad, diciendo que Eduardo era muy asfixiante, era el que escogía la ropa que Karen Berenice debía usar, era tan tóxico que relataron detalles:

Ella quería un celular nuevo, pero Eduardo la obligó a comprar uno usado, que le vendió por internet su primo que vive en Estados Unidos. La computadora de Karen Berenice fue a gusto de su novio:

-Me gusta ese vestido, lo voy a comprar…

-No, ese color no te queda, tienen que comprar éste otro.

-Pero no me gusta –replicó tímidamente Karen-.

-No…entonces nada te compras, el que yo te escojo, ese o nada…

Por eso la hipótesis de que Karen quiso dejarlo, porque Eduardo su vida le la asfixiaba, pese a que tenían seis meses de noviazgo.

El dos de noviembre, las feministas hicieron un altar en la plaza principal, colocaron una manta: “No alcanza el Cempasúchil para guiar a todas las que nos quitaron, Justicia para Karen” y junto a su imagen, el puño apretado en señal de protesta.

El 17 de noviembre citó en su página de Facebook con un anuncio con letras gruesas de Feliz Cumpleaños bañadas en sangre que escurría, porque el otro día 18, su hermana Karen cumpliría 27 años, cita a las cuatro de la tarde, en las puertas del Ministerio Público (Fiscalía).

Con la imagen de Karen Berenice en sus pechos sus padres Margarita y Moisés, mientras se escuchaba la canción que Yuliana compuso, doña Margarita llena de dolor imploraba justicia y lanzaba un reto sin decir el nombre de Eduardo, porque la fiscalía le había recomendado que lo evitara para no entorpecer las investigaciones:

“Ven, da la cara, mátame a mi…mataste a mi familia” –en tanto a su lado derecho Jonathan se veía abatido y al otro extremo su papá, aguantando su dolor.

“¡No está sola señora!”

Se oyó la voz de un ama de casa que también lloraba, junto a un grupo de personas entristecidas que asistieron al que sería el 28 aniversario de Karen, con globos en rosa y oro.

El insensible coordinador del Sistema Penal Acusatorio y Oral en Matamoros, Alejandro Barquin Guasco, ni se asomó, su política panista lo sigue cegando.

El 25 de noviembre, Jonathan, grabó a su papá que de impotencia lloraba golpeando la fría pared de su habitación, implorando a Dios que se hiciera justicia para su adorada Karen, que publicó su amiga Yuliana Martínez. La escena rompió los corazones de los internautas.

También aquellos corazones de piedra de la Policía Ministerial del Estado se desmoronaron, maldijeron en la intimidad. Al otro día por la mañana, tuvieron una junta con el inspector Ricardo Zapata, que juró por orgullo se iban a chingar a Eduardo, citó a todos los agentes para dar con su paradero, al que le seguían acumulando pruebas.

Pero en las redes sociales explotó la furia, cuando Yuliana, demacrada, conteniendo el llanto, subió otro video en sus redes sociales, suplicando la ayuda de todos, porque doña Margarita, madre de Karen Berenice había recibido la amenaza de Eduardo ¡te voy a matar!

Allí Yuliana señaló directamente a Eduardo como el homicida de su amiga Karen Berenice, porque le contaron que había cortado el noviazgo y fue el motivo de su muerte… ese amor enfermizo.

Pero ese día 25, se conmemoraba El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, parte del sector femenil en la ciudad, desde temprano hicieron su protesta en silencio, con temor, exigiendo justicia para las víctimas del feminicidio.

Como si fuera parte de una obra teatral macabra, en el quiosco quedaron esparcidos los miembros de un cuerpo de maniquí, representando a las víctimas de la violencia contra la mujer, pero en especial a Karen Berenice

En las paredes del quiosco y en los postes quedaron las pancartas con mensajes que rezaban:

“¿Cuántas muertas son muchas?; Mi cuerpo es mi territorio, mi libertad, mi responsabilidad; Nunca tendrán la comodidad de nuestro silencio otra vez entre otras consignas.

A principios de enero de este año, Ariadna Munguía Toro, La Güera, con 18 años de experiencia, llegó a la Ministerial a Matamoros, donde antes había trabajado como jefa de grupo sin nombramiento y su superior el inspector Ricardo Zapata, la comisionó para investigar el paradero de Eduardo.

De hecho Eduardo obtuvo un amparo en el Juzgado de Distrito, pero todo se mantenía en secreto, porque se esfumó de Matamoros y los ministeriales comenzaron a estudiarle su árbol genealógico para conocer al resto de su familia, con direcciones.

Ariadna evitó contaminarse jurídicamente con la carpeta de investigación y con su compañero el comandante Aguas, comenzaron a investigar, había una remota posibilidad de localizarlo en Reynosa o San Luis Potosí.

Muy pocos saben, que Ariadna, cuando estuvo en Matamoros pese a ser jefa de grupo de la Ministerial del Estado, en ocasiones hacía lonches y una olla de café, que junto con dos amigas, le llevaba un poco de alimento caliente, a las personas que esperaban alguna noticia de sus familiares enfermos, en el Seguro Social y el Hospital General.

Ese detalle de corazón, le dio una pista cuando una persona, le dijo que Eduardo tenía una abuelita que era bien regañona y una tía que vivía en Reynosa, Tamaulipas, que tal vez…tal vez, allí estaría oculto, pocos días después, le dio la dirección.

Pidió permiso al inspector Ricardo Zapata para trasladarse a Reynosa, rentó una casa junto con el Comandante Aguas, para avocarse a la localización de Eduardo.

De esa manera, ambos ministeriales se trasladaban en vehículos particulares, o en camión, nunca el vehículo oficial a Reynosa, así que anduvieron buscando pistas para localizar a Eduardo.

Los días transcurrían, hasta que un día pudieron hacer contacto con una vecina de la casa de abuelita, así que, entre mujeres, le pidió que se tocara el corazón:

Entrevistada en las oficinas de la Policía Ministerial del Estado, La Güera nos explicó cómo le hizo para capturar a Eduardo:

-Mire señora soy Ministerial, ando buscando a un muchacho que mató a una chica estudiosa, buena hija de familia, que le quitó la vida con tanta saña que si le platico, la voy a hacer llorar.

-¿A poco es la que dicen en las redes sociales, la señorita Karen?
Aquí nos mostró su sensibilidad cuando Ariadna reconoce: “me dio un vuelco el corazón al escucharla” y continúa con su relato:

-Sí, de verdad me dio un vuelco en el corazón, creo que aquí se esconde y yo le pido que no se meta en problemas, le doy mi teléfono celular, usted me llama, sé que es de su barrio, desconozco exactamente dónde ¿usted ha visto algún vecino nuevo?

-¿Tiene una foto? –le respondió interesada-.

En ese momento La Güera le mostro la foto en su celular y la vecina le dijo un tanto confundida:

-Parece que sí, no estoy segura, me voy a fijar bien…

Pero los días transcurrieron, en tanto La Güera con su compañero acudieron a la casa de la tía, pero tampoco daban resultado. Peor se puso la cosa, cuando la vecina tuvo que salir fuera de la ciudad, por una enfermedad de su mamá.

Paciente como es La Güera, le llamó por celular a la vecina, pero recibió como respuesta que la mamá había fallecido y tardaría más días de los considerados.

La Güera lista como ella sola, se ofreció con los gastos funerales, con pagarle el transporte de regreso a pesar de la duda, así que se la jugó ¿qué tal si la inversión no resultaba?

Un día la vecina le llamó por celular, mientras La Güera estaba en Matamoros porque había que hacer cambio de ropa, ver a su hijo y su compañero a su familia para decirle:

-Si ya lo vi… a veces viene a llevarle comida a su abuelita que no se cómo se llama, pero no siempre viene, pero el de la foto que me enseñó se ve alto, de barba, más flaco. El que yo vi, es como de 1.60 de estatura.

La Güera se entusiasmó, ya estaba cerca, así que sin pensarlo le habló a su compañero y de inmediato se fueron a Reynosa, en coche particular. Pasaron los días sin resultados, pero ya andaban cerca, la suerte le volvió a ayudar, cuando otra de sus amigas, le pasó la dirección exacta de la tía de Eduardo, que vivía en la colonia Las Fuentes, muy cerca de la abuela regañona.

Por conclusión sacó que unos días se la pasaba con su tía que vivía en Las Fuentes y con su abuelita en la 5 de Diciembre. Otra vez regresaron los agentes a Matamoros y fue cuando recibió el pitazo por celular con una frase: ya llegó.

Así como andaban La Güera y su compañero llegaron a Reynosa, se instalaron en su casa provisional, estacionaron la patrulla en la cochera y en un carro particular dieron un rondín de la casa de la tía a la casa de la abuelita y nada:

“Me desperté a las cuatro de la mañana, le dije a mi compañero que fuéramos a patrullar, tomamos café, no es como en las películas, aquí hay que chingarle”.

Se sincera La Güera y nos dijo:

“En ese momento, era 27 de febrero, yo le pedí a Dios con todas mis fuerzas, con mi pensamiento: ¡Diosito dame una señal… solo una… que ya se le acabe el camaleón a este asesino!”.

Emocionada La Güera nos cuenta que horas después, ya en la tarde, que le llama su amiga por celular y le dijo:

¡Aquí está el tipo!

Aunque el corazón le latía a mil por hora, tomó las cosas con calma, porque casualmente estaban cerca y llegó justo en el momento que Eduardo salía con una jovencita, que después de supo era su prima, abordaron el vehículo de su tía y tranquilamente tomaron la calle:

“Lo dejé conducir tal vez una cuadra y media, así como haciéndome la tonta, me le atravesé con la patrulla oficial, para chocarlo levemente haciéndome la preocupada bajé, mientras Eduardo solo me veía sonriendo”.

De aquí soy, se dijo La Güera:

“Me le acerque y claro quien sospecharía de una mujer, en el momento que Eduardo abría la puerta como diciendo, hay que estúpida y allí que lo pepeno. Tiene una orden de aprehensión por feminicidio, queda detenido, le voy a leer sus derechos”.

La acompañante solo los veía sorprendida, se puso nerviosa cuando bajó el otro ministerial con la pistola en la cintura, al tiempo que Eduardo intentaba defenderse con un:

-¡Espérate!, estoy amparado, deja te muestro el amparo…

-Ya se, su juicio de amparo se sobreseyó, yo no sé si seas inocente o culpable, yo solo cumplo ordenes, total sino hiciste nada pues sales inmediatamente, nos vamos a Matamoros, no te preocupes.

-¿Qué es sobreseyó?

-Ya caducó, dejó de tener efecto, ya no tienes amparo…

Con ambas manos se tocó la cara Eduardo y exclamó:

“Pinche abogado pendejo. Ah pero perate, no puedo ir con ustedes, andan armados”.

-Yo no…

-Si pero tu compañero si…

-Sí, pero no te vamos a hacer nada es mi ayudante, solo vamos a la oficina de Matamoros.

Allí mismo La Güera le leyó sus derechos, lo esposó, lo subió a la patrulla y le dijo si quería llamarle a alguien para avisar, que diera el número de teléfono. Por eso su prima se quedó se quedó el vehículo, fueron por la tía, para regresar a Matamoros.

En el trayecto, La Güera lista como ella sola, le comentó que quería ser doctora y muchas otras cosas para distraerlo porque Eduardo se sigue diciendo doctor, evitar que tomara de rehén a su tía o que hiciera panchos para librarse de la justicia:

“Yo me la pasé hablando como perico para embobarlo, así que llegamos a Matamoros sin problemas, nadie sabía del asunto, solo yo y mi jefe Ricardo Zapata, lo metí a la celda y ya, hice mi informe y fue todo”.

Justamente antes de ir por el pasillo de los separos, su tía le dio la bendición borrando las lágrimas de sus mejillas.

Eduardo fue puesto inmediatamente a disposición del Juez de Control, esa noche en su celda, ni siquiera cenó las tortillas de harina con carne deshebrada y su bolsita chiquita de plástico con salsa verde, ni en la mañana su hamburguesa calientita con papas, fue a los tribunales en el Palacio de Justicia.

En la diligencia de ese domingo a mediodía, Eduardo declaró al Juez que era inocente: “yo no la maté, tuve que huir de Matamoros, porque me presionaron en las redes sociales y en los medios de comunicación”.

La diligencia fue a puerta cerrada como consecuencia del Covid-19, pero duró 12 horas, porque la carpeta de investigación consta físicamente de más de 5 mil páginas, con 90 pruebas de cargo, cuyo abogado solicitó la duplicidad del término, que vencería el 4 de marzo –a su primer defensor lo acusará de incumplimiento de contrato-.

En sus redes sociales, Jonathan invitó a la población que quisiera apoyarlos para manifestarse pacíficamente en la reja de protección de los tribunales en la 21 y Periférico, exigiendo Justicia para Karen llegando alrededor de 40 personas.

Margarita, madre de Karen Berenice, fue la única que ingresó al Juzgado, en tanto su esposo Moisés, su hijo Jonathan, su consuegra Aurora Castellanos, su esposo Alejandro, tíos, compadres y personas que se solidarizaron, permanecieron fuera de las instalaciones en la banqueta del Periférico.

En la espera del veredicto, la familia de Karen Berenice, repartió agua, confites, canciones, colocaron sillas, pegaron calcamanías en los vehículos cuyos choferes aceptaban, porque ninguno de los taxistas piratas quiso.

Pero entonces hizo su aparición una patrulla 1201 con Policías Estatales, los ayudantes de los Gopes, cuyo jefe de grupo interrogó a Aurora Castellano, así al modo de ellos, intimidante, pero apoyada por otras mujeres solo les dijo que era una manifestación pacífica pidiendo Justicia para Karen.

Así, abordamos al oficial, sin gafete que ni siquiera quiso proporcionar su nombre:

-¿Cuál su nombre, por qué vino a interrogar a la señora?

-Recibimos un reporte

-¿De quién?

-Mire ¡retírese! -se mordió el… o lo detengo-

-¿Por qué, usted es un servidor público, debe identificarse y comunicarle a la señora, qué tipo de reporte se hizo.

Sin respuesta, el oficial fastidiado, decidió abordar el vehículo oficial, que estacionaron en área prohibida.

Poco después se hizo una oración entre familiares y público, para que el juez de control y la fiscalía oyeran a través de Dios sus ruegos de Justicia para Karen.

Como a las tres de la tarde se hizo un receso en la diligencia de vinculación a proceso y por entre la reja, Jonathan, le dio a su mamá Margarita tres tortillas de harina con deshebrada y un refresco.

A Margarita no le permitieron el acceso al comedor de los tribunales, por eso ella comió apresuradamente en una angosta vista del Palacio de Justicia que uso como mesita.

¡Inhumanos!

Las horas pasaban, iba y venían señoras, familias, la tarde empezaba a caer, poco a poco el número se redujo hasta dejar solas a la familia de Karen Berenice, solo los conductores de los vehículos y tráileres a veces accionaban el claxon en señal de: estamos con ustedes.

Otra vez la familia de Karen Berenice repartió golosinas, lonches, más agua, incluso pan, hasta en un momento para sacarlo de sus pensamientos a Moisés, que abatido porque le quitaron la vida a la niña de sus ojos, lo llevaron a traer ropa gruesa, porque el frío comenzaba a sentirse y repartirlo entre todos.

Desde temprano una plantita de luz fue instalada y todavía le colocaron unos faros para que les alumbrara, iban a dar las 20:00horas, cuando se vio movimiento en la puerta del Juzgado, 10 minutos después, salió Margarita del tribunal y Jonathan se pegó a la reja haciendo señales con sus manos de qué pasó.

Margarita levantó su pulgar de la mano izquierda y la veintena de personas gritaron de alegría…Jonathan abrazó a su novia derramando lágrimas, en tanto Aurora Castellano llorando agradecía a Dios levantando los brazos, luego se hincó en el piso diciendo: se hizo justicia, justicia.

Algunas personas todavía preguntaron sin saber:

-¿Qué pasó, qué paso?

-Que lo vincularon a proceso (a Eduardo) y fue cuando se abrazaron, contentos:

-¿Jonathan, se hizo justicia? –le preguntamos a bocajarro-

-Gracias a Dios -y abrazaba a su novia y luego fue con su papá Moisés que también le daban muestras de cariño-.

Corrimos para hablar con el fiscal, pero se escabulló hacia la oscuridad del estacionamiento, alejándose de Margarita antes de decirle tal vez, que hablara lo menos posible con la prensa:

-¿Señora Margarita, Eduardo fue acusado de Feminicidio u homicidio calificado?

-No. De Feminicidio, la pena es de 40 a 50 años de prisión.

El Juez de Control vinculó a proceso a Eduardo, como responsable de feminicidio, basando en testimonios y pruebas aportadas por la fiscalía, pero el más importante fue el amor tóxico, que lo hundió.

Cotejaron los celulares de Eduardo y Karen Berenice, cuyos mensajes de texto coincidían, misma hora, misma día:

-¿Ya vienes del trabajo?

-Si.

-Te estoy esperando en la casa.

-Ya voy llegando…

-¿Ya estás aquí?

-Sí, me estoy estacionando.

-Te espero.

Mientras la Familia de Karen Berenice se abrazaba satisfecha porque hicieron justicia, en tanto Moisés, el estrés le provocó que le subiera la presión y rápidamente levantaron los enseres usados, para que loviera un médico.

Pero a la vuelta del edificio de justicia, los padres de Eduardo, a bordo de un carro Buick, café, con vidrios ahumados, estacionado en la Morelos entre 20 y Periférico lo esperaban, porque les prometió que salir libre ya que era inocente, pero allí se quedaron, solo vieron la patrulla de la Policía Procesal, que lo trasladaba a toda prisa al penal de Santa Adelaida.

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