Dentro de la Oficina Fiscal del Estado en Matamoros hay incertidumbre porque Zoila Rodríguez Rangel, jefa de esta unidad recaudadora, además de maltratar a los contribuyentes también maltrata a los empleados, a los que sobaja poniendo en evidencia al gobernador Américo Villareal Anaya, en un mandato estatal que se caracteriza por ser humanista, pero que en esta dependencia priva la prepotencia, la avaricia y el fraude.
Dentro de la Oficina Fiscal del Estado en Matamoros hay incertidumbre porque Zoila Rodríguez Rangel, jefa de esta unidad recaudadora, además de maltratar a los contribuyentes también maltrata a los empleados, a los que sobaja poniendo en evidencia al gobernador Américo Villareal Anaya, en un mandato estatal que se caracteriza por ser humanista, pero que en esta dependencia priva la prepotencia, la avaricia y el fraude.
Una de las últimas humillaciones que ha hecho Zoila fue en contra de Lidia González Castillo, oficinista que a la fecha está en tratamiento psiquiátrico por depresión, luego de haber sido maltratada pues enseguida que la nombraron subjefa de la unidad recaudadora, la destituyeron y fue a parar arrumbada a los archivos, sin explicación alguna.
Apenas un mes y medio duró en el cargo Lidia, cuando repentinamente “el supervisor” Mario Garza, en enero de 2023, la mandó al segundo piso, sin ninguna labor asignada y hasta el día de hoy, no le han dicho porqué la hicieron a un lado.
Mientras Lidia era congelada en el archivo sin que Zoila la recibiera para darle alguna explicación, cayó en depresión y a causa de eso le aparecieron unos abscesos por lo que la tuvieron que intervenir quirúrgicamente y acabó incapacitada.
Al haber sido removida del área de licencias repentinamente al lugar llegó un joven de unos 21 años de edad, que dijo llamarse Martín Rentería, que allí en la Oficina Fiscal lo identificaron como hijo del regidor “morenista” Jorge Rentería y la diputada suplente de Adriana Lozano, Elva Vigil.
El muchacho se hacía acompañar por otros dos jóvenes más, de los que decían estaban haciendo su “servicio social”, pero que, indebidamente usaron las claves de acceso de Lidia para entrar al sistema y extender licencias a modo propio. De Martín se supo que Adriana Lozano, le habían asignado desde ciudad Victoria una plaza administrativa.
En entrevista con Lidia González Castillo nos comenta:
“A Martín (Rentería Vigil) lo pusieron en captura del área de licencias”.
-¿Él, Martín, uso tus claves, para hacer fraude en las licencias, es cierto?
-Si, se hizo mal uso de mi clave.
-¿Cuánto cobraban por las licencias?
-Me imagino que el costo de la licencia como mil quinientos cincuenta.
-¿Era martín Rentería y otros?
-Si.
-¿Quiénes eran los otros?
-Desconozco los nombres.
-¿Cómo cuántas licencia se aventaron allí?
-Desconozco porque fueron varios meses 5 ó 6 meses, 4, no sé. Yo puse una queja en Contraloría Gubernamental. Se que Martín Rentería renunció y a mí me asignaron un área, contabilidad.
Lidia relata que se enteró del mal uso que los muchachos le estaban dando a su cuenta para expedir licencias de manejo por medio de sus demás compañeros de trabajo, pues cuando estaba en convalecencia le hablaban para decirle que con sus claves los jóvenes entraban al sistema para otorgar licencias.
De todo lo que pasaba, Lidia tomó nota; apenas se recuperó y fue a ciudad Victoria a denunciar a la Contraloría Estatal, lo que ocasionó que le llamaran la atención a Enrique González, jefe del área de licencias y sobrevino la salida de Martín Rentería y sus ayudantes de “servicio social”, mientras que cuando Lidia le expuso el problema a Zoila por medio de Chela Galván, su representante sindical, la jefa de la Oficina Fiscal de manera prepotente, altanera y amenazante le mandó decir que fuera allá a donde se había quejado para que le resolvieran el problema. Su clave de acceso al sistema, Lidia, se la había dejado directamente a Zoila, porque ella se la pidió y ella era la responsable de mantenerla bajo resguardo.
Después de algunos años de servicio en la Oficina Fiscal del Estado, Lidia González Castillo, que entró a trabajar para ocupar la plaza de su padre en ese lugar, se siente afectada en sus derechos laborales, pero, no nada más ha sido ella, porque afirma que Zoila Rodríguez Rangel ha perjudicado a muchos de sus compañeros y reconoce que esa dependencia que siempre estaba de puertas abiertas, hoy, difícilmente se abre para el contribuyente:
“Antes, las puertas de la Oficina Fiscal estaban abiertas no se le prohibía la entrada a nadie”, afirma Lidia.
Luego le preguntamos:
– ¿Si tuvieras en frente a la licenciada Adriana Lozano (tesorera del Estado) qué le dirías?
-Que por favor voltee ver la Oficina Fiscal de Matamoros, porque hay cosas que tal vez no sepa o las sepa de otra manera; que sepa que en una historia siempre hay dos versiones.
Lidia remata y da el puntillazo a la “honestidad” de Zoila que a donde va sale peleada con todos:
-¿En la Oficina Fiscal hay recaudación ilegal? -se le pregunta-.
-Sí.
-¿Por qué podrían cobrar?
-Por las citas. Si no traes cita pagas y te pasan en la puerta.
-¿Y a Zoila qué le dirías?
-Que por favor cambie su actitud.