Héctor Escobar Salazar, diputado local por el distrito 10 de Matamoros, hizo berrinche […]
Héctor Escobar Salazar, diputado local por el distrito 10 de Matamoros, hizo berrinche cuando recibió la confirmación de parte del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca a través de César Verástegui, El Truco, de que él no sería el candidato a la alcaldía de Matamoros.
Molesto zapateó el piso frente a su papá Héctor Escobar Hernández y lloró ante Roberto Lee, su asesor general de Imagen y Estrategia Política, pero sus reclamos, amenazas de -no apoyar a Ivett- en nada sirvieron ante un arrollador y lujurioso Carlos Chito García González que le dio madruguete en Ciudad Victoria para que su esposa Ivett Bermea Vázquez, Ivechita, ocupara esa palestra.
Engañado como un niño Héctor lloró derrotado pues le había prometido a su esposa Zahidaly Arizoca que él sería el candidato del PAN a la Presidencia Municipal de Matamoros, de igual forma a su padre Héctor, a su mamá Minerva y hasta a su tía Lidia, presumía con seguridad su sueño guajiro.
En la escuela donde asisten sus hijos en Brownsville, ya daban por hecho que entre los integrantes de padres de familia habría presidente municipal y primera dama: Héctor y Zahidaly. Ellos ya se sentían divinos.
Pero todo se derrumbó para los Escobar la altivez de Héctor aunada a su medallas políticas y su doctorado de nada le valieron ante una ambición mayor a la de él: la de los García Bermea, que lo maldijeron ante la secretaría general de gobierno y en la oficina del propio gobernador Cabeza de Vaca como el máximo ejemplo de mediocridad.
Héctor ya últimamente presentía que podía quedarse fuera de la candidatura a la alcaldía y que se tendría que conformar con asegurar su reelección como diputado local, Roberto Lee experto en legorrea le había planteado todos los escenarios posibles del fracaso pero él seguía terco invocando su amistad con el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
La derrota de Héctor empezó desde el 1 de octubre de 2016 cuando supo que sería el secretario de Educación de Tamaulipas, cargo que asumió, con un ego altamente tóxico y extremadas aspiraciones preñadas de ambición para gobernar Matamoros y expandir el feudo familiar educativo.
Ya como secretario Héctor se encerraba a piedra y lodo con su asistente preferida y dejaba al garete sus funciones, al fin y al cabo como buen júnior a él nunca le había interesado la educación pública; nada quería saber de las escuelas primarias con excusado de pozo, tampoco de los maestros que daban clase debajo de los árboles ni de los niños que en gallineros batallaban en la pobreza.
Sin ninguna experiencia en el ámbito educativo de las masas y los niños pobres pues su experiencia proviene de la burguesía al dirigir la Universidad Nuevo Santander, Héctor como producto de una escuela de la clase acomodada, -que el regenteó y que su padre, con artimañas fundó y actualmente explota- se sentía superior, incluso que los propios profesores de banquillo a los que humilló con su arrogancia en el poder.
En las comodidades de su lujoso despacho de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, Héctor supo lo que eran las mieles del poder, tener a su disposición todo para ser feliz y hacer lo que más le gustabas: tener contentas a sus mujeres con regalos caros y atenciones.
Así Héctor se pasó dos años volando muy alto pensando que el dedazo lo podría convertir en Dios, haciéndoles saber a sus amigos que el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca ya le había dicho que él sería presiente Municipal de Matamoros por el PAN.
Pero la ambición de Carlos Chito García, era mayor que el párvulo pensamiento de Héctor; su enemigo, siempre estaba al acecho, cual lobo hambriento de poder de tal manera que otra vez le madrugó, ahora con su esposa Ivett Bermea a la que logró imponer.
Carlos Chito García actual secretario de Desarrollo Económico, hizo lo que sabe hacer: traicionar a los amigos, en tanto Héctor por encerrarse en sus placeres volvió a perder pues ni como secretario de educación ni como diputado supo invertir en su proyecto y ahora, en anticipo, llora su derrota.
Después de todos los reclamos de Héctor que llegaron a oídos del gobernador Cabeza de Vaca, Héctor Escobar Hernández, su papá, se tuvo que ir a poner las rodilleras con el jefe del ejecutivo estatal y publicar una fotografía en Facebook con él siguiente texto:
“En Tamaulipas hay líder, cuando se suma experiencia y capacidad el resultado siempre será positivo. Gracias amigo gobernador Francisco Cabeza De Vaca por considerarme para juntos trabajar por la educación de Tamaulipas”.
Y así termina la historia de un fracasado como Héctor Escobar Salazar, un panista ocasionado que tuvo todo para conquistar el poder y tejer una red de triunfo, no solo en Matamoros sino en todo Tamaulipas, con amigos con perfiles de éxito que lo llevarían a conquistar sus metas pero todo tiró a la basura por su maldita soberbia y debilidad al placer:
“Lo que natura no da, la “Nuevo Santander” no produce”.