Director General: Julio Alberto Rubio Pérez

CAMPOS DE EXTERMINIO EN JALISCO, TAMAULIPAS Y VERACRUZ: MÉXICO CONVERTIDO EN UN PAÍS DE DESAPARECIDOS…

Oscar TreviñoJr. - 17 marzo, 2025

Revivieron los campos de exterminio a raíz del Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, […]

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Revivieron los campos de exterminio a raíz del Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, donde integrantes del crimen organizado entrenaron por la fuerza a jóvenes para convertirlos en sicarios, allí quemaron y desaparecen esos cuerpos.

Ceci Flores, fundador del Colectivo Madres fundadoras de Sonora, dijo que desde 2019, cuando se creó la asociación, encontraron más de mil fosas en diferentes estados del país.

Es tal la cantidad de objetos que rescatan en las búsquedas, que cuentan con una persona encargada de llevar el control de la base de datos, que las propias madres buscadoras consolidan y apoyan.

“Nosotras tratamos de enfocarnos en la búsqueda en tierra de nuestras personas desaparecidas, aunque sea trabajo del gobierno, sabemos que solo nosotras les encontramos…”

VERACRUZ, EL PANTEÓN DE LOS ZETAS

Sicarios y policías encontraron en las ciudades cerca del Golfo de México tierra fértil para ocultar crímenes multitudinarios. Entre 2014 y 2018, se exhumaron en diez municipios 570 cuerpos y miles de fragmentos óseos maltratados por el ácido o por el fuego, época de los gobiernos de Egidio Torre Cantú y Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

A partir de 2014, Los Zetas pasaron de enterrar a sus víctimas en ranchos que ellos gobernaban bajo la fuerza, hasta ocupar el traspatio de un panteón municipal, o los pozos artesianos que dotaban de agua para el riego de cosechas en las ciudades.

A principios de septiembre, el Fiscal Jorge Winckler Ortiz (en prisión por ser Zeta), confirmó el hallazgo de un cementerio clandestino en la zona centro de Veracruz, sin mencionar la ubicación exacta del predio. De acuerdo con la autoridad, en ese lugar fueron exhumados los restos de 166 personas.

En rueda de prensa en Xalapa, explicó que este predio de 300 metros cuadrados fue ubicado gracias a la confesión de un testimonio. Y dijo que en 30 días de diligencias forenses fueron encontradas al menos 166 cráneos repartidos en 32 puntos, más de 200 prendas de vestir, 114 identificaciones y objetos personales, pero nada pasó.

Los cementerios clandestinos es un aparente contubernio entre la delincuencia organizada y fuerzas policiales durante las administraciones de Javier Duarte de Ochoa (preso) y Miguel Ángel Yunes Linares, ambos prianistas.

El 18 de junio de 2014, fueron hallados 31 cadáveres repartidos en el rancho El Diamante, en el municipio de Tres Valles, zona del cártel de Los Zetas. Allí había una capilla de la Virgen de Juquila; colchonetas, restos de comida, preservativos usados y prendas de vestir.

El rancho a dos kilómetros del Palacio Municipal y se confirmó que perteneció al exalcalde Fernando Cano Cano. Allí 24 hombres y siete mujeres fueron asesinados y repartidos en 13 pozos. Algunas de las víctimas estaban reportadas como desaparecidos en la Cuenca del Papaloapan.

En marzo de 2016, a raíz de la desaparición forzada de cinco jóvenes originarios de Playa Vicente, Veracruz -conocido como el Caso Tierra Blanca-, se desplegaron diligencias encabezadas por la Policía Científica, de la Policía Federal, que dieron como resultado el descubrimiento de otro rancho El Limón en el municipio de Tlalixcoyan.

En El Limón, la Gendarmería encontró un pedazo de hueso de Bernardo Benítez Arroniz y gotas de sangre de Luis Alfredo González Díaz, dos de los 5 jóvenes de Playa Vicente y de otras 6 familias.

El entonces subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, confirmó el hallazgo de 10 mil fragmentos óseos, con un estimado de entre 300 y 400 personas que allí fueron asesinados.

Así detuvieron a 21 personas: 13 civiles, relacionados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y 8 policías estatales, entre ellos Marcos Conde, el entonces subdelegado regional de la Secretaría de Seguridad Pública.

De acuerdo con la declaración de tres civiles vinculados a una célula del crimen organizado, carpeta de investigación 27/2016, las víctimas asesinadas en el rancho El Limón, eran incineradas en hornos clandestinos y los restos que no se desintegraban con el fuego, eran triturados en un molino de caña y finalmente arrojados al río El Tlalixcoyan, que corre a pie del lugar.

El 15 de abril de 2016, la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, se adentró en la zona de Las Altas Montañas y dio con 11 cocinas, allí los delincuentes cremaban a sus víctimas. El hallazgo se registró en la congregación de San Rafael Calería, Córdoba, en un terreno empleado para la siembra de caña.

Con base en el oficio 14186/2016, de fecha 22 de julio de 2016, signado por Richard Octavio Malpica Cano, Fiscal cuarto investigador de la Unidad Integra de Procuración de Justicia del Distrito Judicial XIV de Córdoba, Veracruz, se documentaron al menos 10 mil fragmentos carbonizados entre huesos y prendas de vestir.

Son ocho restos óseos de diversos tamaños. 120 fragmentos y restos óseos en su mayoría calcinados. 33 restos óseos de diversos tamaños y un mil 755 fragmentos y restos óseos en su mayoría calcinados.

El 20 de abril de 2016, un anónimo llevó a familiares del colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba hasta la Hacienda Los Paredones, en la comunidad de El Porvenir, Amatlán de los Reyes. En un radio de 40 metros, encontraron 11 fosas.

Los familiares escarbaron solamente dos metros y desenterraron 300 fracciones de vértebras y costillas cercenadas, paredes de cráneos sucios de lodo, un pedazo de fémur y otro de cadera, ambos rebasan los 18 centímetros de longitud. Todos los fragmentos violentados por llamaradas que ardieron en terrenos de cafetales.

Según el oficio 14186/2016, allí se embalaron los siguientes indicios: un fragmento mandibular con urgente dentario, seis fragmentos dentarios (puente dental), dos prótesis dentarias y 126 piezas u órganos dentales, que de acuerdo con la doctora Rosalía Castro, madre de desaparecido, estas últimas no son otra cosa que dientes completos de las víctimas.

En el predio también se recogieron 15 elementos balísticos, que, según expertos en criminalística, pueden ser desde las balas completas, el casquillo o el cartucho quemado del armamento. Aunque la Fiscalía General del Estado (FGE) se comprometió a dar un informe final de las brigadas civiles, a la fecha esa información nunca se dio.

Las madres del colectivo Solecito Veracruz, recibieron el 10 de mayo de 2016, durante una marcha por sus familiares desaparecidos, un croquis con las coordenadas de un predio ubicado a espaldas del fraccionamiento Colinas de Santa Fe, lugar que más tarde se convertiría como el cementerio clandestino más grande de México.

Las diligencias en ese lugar comenzaron hasta el 03 de agosto de 2016. Allí, las víctimas montaron una brigada comandada por buscadores de Iguala, Guerrero, que de acuerdo con Lucía de los Ángeles Díaz Genao, fundadora del Solecito, les ha costado más de 1 millón de pesos obtenidos mediante donativos de fundaciones, funcionarios y universidades; así como de rifas, bazares, vendimias y aportaciones de víctimas.

Encontraron 152 fosas clandestinas, con 286 cráneos y otros cuatro cuerpos sin cabeza y miles de fragmentos óseos. De ese total de cuerpos solo 16 han sido identificados por las autoridades y 10 entregados a sus familiares.

La desaparición de tres oficiales de la Secretaría de Marina-Armada de México dio pie al hallazgo de otro predio en la comunidad de Arbolillo, Alvarado, ubicado en el traspatio del panteón de esa comunidad.

Allí en marzo de 2017, fueron exhumados los cuerpos de 47 personas; algunas de ellas, según pobladores, eran trasladadas en lanchas por órdenes de sicarios.

De esos 47 cuerpos 16 ya fueron identificados por sus familiares. En ese lugar, María del Carmen identificó mediante el cordón umbilical a sus hijos Felipe y Mario Piña Martínez, también a su nuera, Maribel Valdivia Hernández, de 32 años de edad. Los tres desaparecieron el 11 de diciembre de 2016.

El 30 de enero de 2017 integrantes del colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera, presenciaron una diligencia de la Fiscalía de Veracruz en el rancho La Gallera, un predio en Tihuatlán cuyas coordenadas las víctimas indirectas obtuvieron mediante anónimos, quienes se refirieron a ese lugar como un campo dedicado al exterminio total de personas.

Las autoridades locales encontraron en el patio de una casa de dos niveles presuntamente propiedad de Los Zetas, seis cadáveres desmembrados, cinco hombres y una mujer, así como prendas de vestir de unas 20 personas y partes de una camioneta desvalijada con placas del Estado de México. Pese a esos indicios, la autoridad decidió terminar la diligencia.

Inconformes por la decisión, los familiares solicitaron una nueva autorización a un juez de control y regresaron al rancho el 01 de marzo de 2017, esta vez reforzados con la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas.

La diligencia civil fue reveladora, pues en un perímetro ya indagado por la autoridad local, descubrieron un cráneo con las características de un menor de edad y 249 fragmentos óseos, distribuidos en 22 lugares.

Ante la presión del colectivo, el 13 de noviembre de 2017 inició una tercera búsqueda en Tihuatlán. En siete días de trabajo, personal de la PGR encontró en un perímetro, apenas equivalente al 30 por ciento de la propiedad pedazos de fémur, pelvis, un maxilar, un cráneo y cientos de restos óseos, algunos carbonizados en la zona que ya había sido indagada por la Fiscalía.

Integrantes del colectivo Solecito Córdoba, el 02 de junio de 2017, dieron con un predio llamado Hollywood, como los criminales nombraron al cerro Chicahuaxtla, donde eran llevados a “ver las estrellas”, metáfora que la delincuencia empleaba para referirse a la muerte.

Mediante un mapa anónimo, dieron con 40 fosas clandestinas, el pasto a dos tonos de verde, la tierra removida y cavidades alineadas a pie de la montaña coincidieron con las señas dibujadas sobre una hoja tamaño carta.

Allí fueron inhumados restos óseos y prendas de vestir, que las madres esperan pertenezcan a sus familiares una vez concluida los trabajos de genética, pero nada pasó.

El predio Hollywood, ubicado en el centro de la entidad, se desprende de una diligencia a cargo de la Unidad en Combate al Secuestro (UECS), iniciada el 10 de febrero de 2017, con un resultado preliminar de cinco cuerpos exhumados.

“Busquen en los pozos”, advirtieron personas anónimas a madres de desaparecidos. A 20 metros de profundidad, bajo escombros y cal, en la ciudad de Omealca. Y así fue, del 29 de abril de 2018 a la fecha suman 12 cráneos humanos encontrados al fondo de seis pozos artesianos.

El 04 de mayo de 2018, integrantes del colectivo Familiares de Desaparecidos Orizaba-Córdoba hallaron tres cuerpos -dos hombres y una mujer- enterrados en fosas, en el municipio de Río Blanco, en la zona de las Altas Montañas.

El lugar se encuentra a pie de cerro, detrás del fraccionamiento Las Haciendas, cuya entrada es señalada por un parque de juegos.

A las víctimas, sus agresores los hacían caminar a la cima de la loma “los hacían que escarbaran su tumba y de allí los destazaban como le hacen a los puercos, con el machete.

Ejido La Bartolina en Matamoros, Tamaulipas

Es un centro de exterminio del Cártel del Golfo, cifras conservadoras exponen que hay más de mil 500 muertos, primero eran amigos de Los Zetas, se encargaban de secuestrar y torturar a los migrantes, que por teléfono celular llamaban a su familia en Estados Unidos.

Les exigian el rescate en dólares, los torturaban cuyos cortos videos los enviaban, sino recibían el dinero los llevaban a La Bartolina, donde los asesinaban para luego quemarlos impregnándolos con Diesel.

Pero luego pasó a ser que los migrantes, debían ser sicarios y participar en los combate contra Los Zetas, los hacían pelear y los derrotados eran asesinadosy luego los que ganaban pasaban la misma suerte

El sitio fue descubierto por la Sedena y la Fiscalía Estatal el 6 de abril de 2016. Se hallaron fosas con cenizas, tambos con restos óseos y residuos de combustible, de los primeros pozoleros.

Desde 2017, la FGR y la Comisión Nacional de Búsqueda han recolectado más de 500 kilos de restos óseos calcinados, pero los trabajos se han suspendido, porque bhombres armados circuñan en sus camiooneta por el lugar.

Aunque el colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos estima que superan los 725 kilos de restos óseos, también se han encontrado credenciales, anillos y ropa de las víctimas.

Allí en La Bartolina, los trabajos se organizan, pero luego se suspenden, hay temor generalizado de ser atacados mientras hacen los trabajos de recolección de restos óseos y la ropa entre los matorrales a veces se la llevan, otros migrantes que cruzan a nado por el río a Brownsville, Texas.

Otro caso se dio desde abril de 2015, en el ejido Patrocinio, San Pedro de las Colonias, Coahuila, donde se han encontrado 3 mil 147 restos óseos, aparentemente humanos.

Los cuerpos de hombres, mujeres y niños fueron calcinados en el lugar, algunos en botes de aluminio, de los cuales se contaron hasta 80.

El Colectivo Grupo Vida descubrió blusas, zapatos, óseos de peluche, muelas, huesos calcinados y una osamenta esposada. También se hallaron casquillos calibre .22.

El caso más reciente ocurrido a inicios de este año, en El Willy, un predio en Ignacio Zaragoza, Chihuahua, se han encontrado al menos 76 cuerpos en 55 fosas clandestinas desde diciembre de 2023.

El hallazgo se dio tras detenciones clave y el análisis de señales de celulares desaparecidos. Entre el 21 y 24 de enero de 2024, se encontraron 56 cuerpos en 38 fosas clandestinas, mientras que el cinco de febrero se localizaron cuatro más.

Los cuerpos estaban desmembrados y sepultados a 75 centímetros de profundidad, con algunos en descomposición de hasta tres meses.

Se hallaron casquillos, relojes y anillos. Hasta ahora, solo cuatro personas han sido identificadas, incluyendo tres traileros desaparecidos el siete de enero.

El sitio está controlado por grupos criminales, posiblemente La Línea y el acceso es peligroso, debido a trampas explosivas y vehículos blindados abandonados. Pese a las condiciones extremas, los trabajos forenses continúan para identificar a las víctimas.

El 24 de marzo de 2024, los colectivos Guerreros Buscadores de Jalisco y Entre Cielo y Tierra Desaparecidos de Jalisco hicieron un importante hallazgo en El Salto, Jalisco.

Durante la búsqueda en una finca ubicada en la privada La Peñita, casi esquina con la Piedrera, en la colonia La Piedrera, muy cerca del Aeropuerto Internacional de Guadalajara, los colectivos encontraron dos hornos crematorios artesanales y siete fosas clandestinas. Se localizaron 20 bolsas con restos humanos.

Las labores de búsqueda continuaron, con la esperanza de hallar más indicios de lo que podría ser otro centro de exterminio operado por grupos criminales. Este hallazgo volvió a poner en evidencia la magnitud de la crisis de desapariciones y violencia en Jalisco.

Sin embargo, el caso que ha cimbrado al país en los últimos días es el del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, descubierto como un centro de exterminio y adiestramiento del CJNG.

Allí se hallaron hornos crematorios, restos óseos y cientos de objetos personales. El cártel reclutaba jóvenes con falsas ofertas de trabajo, los sometía a entrenamientos extremos y, si no cumplían, eran ejecutados e incinerados.

A pesar de que la Fiscalía de Jalisco aseguró el rancho en 2024, no detectó estos elementos, lo que ha generado sospechas de omisión. La presidenta Claudia Sheinbaum pidió a la FGR investigar el caso, mientras que el hallazgo refuerza la crisis de violencia y desapariciones en Jalisco, el estado con más casos en México.

En enero de 2025, previo al hallazgo del Rancho Izaguirre, las autoridades desmantelaron un centro de este tipo en Teuchitlán, donde detuvieron a 38 personas, pero 36 fueron liberadas tras confirmarse que eran víctimas, no criminales: “que no había narcos”.

El gobernador Pablo Lemus confirmó este método de reclutamiento y anunció operativos en las centrales camioneras para prevenir más casos. Se pide a la población estar alerta ante ofertas de empleo sospechosas, mientras la Fiscalía continúa investigando y buscando a más víctimas.

Jalisco es la entidad con el mayor número de desapariciones forzadas en México, con más de 15 mil casos registrados entre 2018 y 2024, según el Registro Estatal de Personas Desaparecidas y le sigue Tamaulipas.

Sin embargo, el tema de los desaparecidos es un grave problema a nivel nacional. Según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación, actualmente se tiene registro de 123 mil 984 personas en condición de desaparecidas y no localizadas.

Estos casos de desapariciones forzadas y campos de exterminio revelan una grave crisis de seguridad y justicia en México, que afecta a miles de familias que siguen buscando respuestas. A pesar de los esfuerzos de colectivos y autoridades, la falta de coordinación y recursos adecuados sigue siendo un obstáculo para esclarecer la magnitud del problema.

Amnistía Internacional expresó su profunda preocupación por el hallazgo de fosas clandestinas y hornos crematorios en Teuchitlán, su personal Señaló que, hasta el 10 de marzo de 2025, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas reportaba 122 mil 821 casos.

Jalisco tiene 15 mil 013 casos y le sigue Tamaulipas, con 13 mil 307 y eso que el entonces gobernador panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ordenó a su fiscal de Justicia en Tamaulipas, Irving Barrios Mojica en su periodo 2016-2022, que desechara las denuncias de desaparición, funcionario que todavía opera en la región.

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