Por vez primera en la historia de Matamoros, síndicos y regidores se unieron […]
Por vez primera en la historia de Matamoros, síndicos y regidores se unieron en la septuagésima séptima sesión ordinaria de Cabildo, pero contra el alcaldito Rubén Sauceda Lumbreras, lo dejaron sin derecho a voz, ni voto por llegar tarde a las actividades, cobrándose varias afrentas, entre ellas, la de la fotografía del recuerdo, cuando les dijo con ironía junto con los secretarios, directores y coordinadores vestidos de negro y corbata roja:
“Nunca había visto juntos a tantos empleados del municipio, jejeje…”.
El comentario fuera de tono, molestó a todo el personal, porque era la gente que seleccionó para trabajar el alcalde con licencia Mario Alberto López “La Borrega”, ahora convertido en diputado federal.
La sesión concluyó a los pocos minutos que llegó el alcaldito Rubén Sauceda, trató de integrarse cuando síndicos y regidores, de viva voz y molestos indicaban:
“Ya pasamos lista y usted no estaba, no tiene derecho a voz, ni voto”.
Enseguida siguió con el acta de acuerdos, que daba lectura la regidora uno, Alba Belén Aguilar que, por acuerdo de Cabildo, sustituía al alcaldito Rubén Sauceda, llegando al rubro de asuntos generales, pero como nadie se programó para intervenir, allí concluyeron las actividades.
Furioso, el alcaldito se encaminó hacia la puerta trasera para retirarse como las chachas, hasta molesto empujó a la regidora Minerva Mata, porque le obstruía el paso, apenas se alcanzó a escuchar:
“Me retiro porque no me dejaron participar los regidores, que chingen a su madre”.
Los roces personales entre el alcaldito Rubén Sauceda con síndicos y regidores, comenzaron cuando tomó posesión de su cargo el 29 de febrero de 2024, pues su humor bastante ácido, molestó a sus compañeros.
Varios regidores se quejaron por el trato del alcaldito Rubén Sauceda con Mario Alberto López, La Borrega, alcalde con licencia pues contendía para diputado federal y tenía que concentrarse en su campaña.
Las molestias y las quejas se siguieron dando contra el alcaldito Rubén, por eso en marzo, La Borrega estaba hasta la coronilla de quejas y en campaña dijo:
“Somos una coalición y el cabrón o la cabrona que venga a manipularlos y a ordenarles que nada más voten por Morena, que chinguen a su madre”.
Allí mismo equivocó su estrategia La Borrega, pues había morenistas con camisas de su partido el Verde Ecologista y amenazó con que iría a ver al Gobernador del Estado, dando a entender que le iba a exigir una explicación por la designación de Alberto Beto Granados Fávila, como candidato a sucederlo en la alcaldía, a la postre ganador y superándolo en votos.
Justamente dos días después de las elecciones, el 4 de julio, en el Consulado de Estados Unidos de Norteamérica en Matamoros, se llevó a cabo una ceremonia de su Independencia a la que invitaron solo a funcionarios del Cabildo de Matamoros.
Allí todo era júbilo y parabienes, cuando de pronto “La Borrega” delante de todas las miradas, le dijo palabras más palabras menos al alcaldito Rubén Sauceda:
“Ya basta contigo, Rubén, tu actitud de soberbia (el burro hablando de orejas), con toda la gente de presidencia, es inaguantable, es la última vez que te lo digo, compórtate, nunca pensé que fueras tan déspota”.
El presidentito Rubén Sauceda solo pelaba los ojos, síndicos y regidores solo observaban, pero nunca intervinieron, Marsella Huerta, un poco apenada, tomó del brazo Dolores Yáñez de Sauceda, esposa del regañado y fueron a las mesas por unos bocadillos.
“Tranquilízate, yo estaré en México y no quiero que me sigan dando quejas por tus actitudes prepotentes con todo el personal, no me hagas que tome medidas drásticas”.
Mientras La Borrega se daba media vuelta y se retiraba a tomar una copa, el alcaldito Rubén Sauceda, abatido, se fue a sentar en una silla; durante el evento, ninguno de los invitados se acercó para dialogar con él, ni con su esposa, allí quedó, arrumbado en un rincón.
Lejos de tranquilizarse, el presidentito Rubén Sauceda quedó dolido, por eso optó por ir muy temprano a las oficinas de síndicos y regidores para checar sus horarios de entradas y salidas, así se dio cuenta que los únicos que asistían eran Ismael García del PAN y las regidoras Alba Belén y Alma Rosa Alarcón.
Por eso el alcaldito Rubén Sauceda, cada que tenía oportunidad, atacaba al resto de los regidores, de flojos y “vale madristas” no los baja, pero ni siquiera les llama la atención, por eso cuando piden comida a veces les decía “no te acabes presidencia”.
Pero los regidores saben perfectamente que Rubén Sauceda, el alcaldito, solo va a presidencia para pedir lo mejor del restaurante Mi Pueblito, nada de huevos estrellados, total, la presidencia paga las fajitas y los chuletones, por eso a diario se ve el desfile de las personas que llevan los alimentos, hasta postre caro, por eso “no te acabes presidencia”.
El tres de septiembre, el alcaldito Rubén Sauceda citó a síndicos, regidores, secretarios, directores, jefes de área y coordinadores de la Presidencia Municipal, para tomarse la foto del recuerdo allí en la sala Miguel Sáenz González.
Por eso cuando los vio juntos listos para la imagen, el alcaldito Rubén Sauceda atacó con “es la primera vez que los veo juntos, así fueran para trabajar”, pero el karma dos días después le cayó estrepitosamente en la Junta de Cabildo.
Sucede que los síndicos y regidores, así como los invitados de la Comisión Especial Rumbo al Bicentenario de Matamoros, Tamaulipas, estaban presentes antes de las 09:00 horas del 5 de septiembre en que fue programado por el alcaldito Rubén Sauceda, pero éste no llegaba al recinto.
Lo estuvieron esperando por 40 minutos y nada, así que se sometió a votación y empezaron la Sesión de Cabildo cuyos trabajos dirigió la regidora Alba Belén Aguilar, pero faltaron Cristina Cabrera, Ángel Benito Gómez, Andrea Acosta, Jorge Alberto Aguirre, Alejandro Cerezo y Andrés Andrade.
La sesión empezó con el pase de lista, luego se fueron a los trabajos sobre las tablas de catastro, precios que ya deberían tener los diputados para su aprobación, por eso la importancia de las tareas, luego fijaron el recinto oficial para el cambio de poderes todavía sin horario, la comisión que recibirá la llegada del gobernador al Informe y conformar la comisión del bicentenario de Matamoros.
Iban a votar los regidores por la aceptación, cuando llegó a la sala Miguel Sáenz González, el alcaldito Rubén Sauceda, con su termo regalado por personal del Tecnológico de Matamoros, su caminar era como partiendo plaza, despreocupado, como si le debiéramos un favor.
La gente guardó silenció, el alcaldito Rubén Sauceda se abrió pasó por entre los asientos, saludo a Ismael García del PAN, empujó el sillón de Mayra Sámano del MC porque le estorbaba a su paso y luego el de la priísta Claudia Jiménez, para acomodarse en su lugar.
El secretrario del Ayuntamiento Guillermo Sánchez, levantó las manos como pidiendo los documentos a la maestra Alba Belén, para que continuará con la lectura su jefe el presidentito Rubén Sauceda.
“Sígale, maestra, sígale”, “continúe, maestra”, “el doctor (Rubén Sauceda) no tiene derecho a voz, ni voto”.
Con esas muestras de apoyo de los regidores, la maestra Belén solicitó la votación, se hizo efectiva, luego pasaron síndicos y regidores a asuntos generales, mientras el presidentito Rubén Sauceda fruncía los labios.
Nadie tomó la palabra, ni siquiera el presidentito Rubén Sauceda se disculpó por la tardanza, simplemente se levantó de su silla y se fue tras bambalinas, todavía empujó a la regidora Mine Mata, pero antes de ganar la puerta, se escuchó el recordatorio maternal para los ediles, así como lo hizo La Borrega: “que chinguen a su madre”, pero ésta vez además los de Morena, también era para los del PRI, MC y PAN.