Cuando Susana Prieto Terrazas llegó a Matamoros en el 2019, prometió liberar a los obreros del yugo sindical cetemista, los convenció con sus discursos mojados en lágrimas, exigiendo justicia, desgarrándose la blusa desde el kiosco de la plaza principal con sus mejores desempeños histriónicos.
Cuando Susana Prieto Terrazas llegó a Matamoros en el 2019, prometió liberar a los obreros del yugo sindical cetemista, los convenció con sus discursos mojados en lágrimas, exigiendo justicia, desgarrándose la blusa desde el kiosco de la plaza principal con sus mejores desempeños histriónicos.
Con la explanada llena, miles de trabajadores coreaban su nombre: “Susana, Susana, Susana”.
Ante la multitud que la aclamaba, ella se crecía, sus cachetes se inflaban a reventar, su cara regordeta enrojecía en su actuación, mientras engolaba la voz y maldecía a los líderes charros: Juan Villafuerte, Jesús Mendoza y Mauro Longoria:
“Muera el charrismo, viva la libertad sindical”, arengaba Susana como si ella fuera la reina inmaculada.
Al paso de los meses, Susana empezó a mostrar su verdadera cara, comenzó a deshacerse de los obreros pensantes y con iniciativa, para apegarse a los que ella pudiera manejar y pendejear a su antojo, ocurriendo así los primeros rechazos a su agria personalidad llena de egolatría, soberbia y prepotencia.
Hoy, aquellos que la levantaron en hombros, que creyeron en ella y en sus falsas promesas, la maldicen y buscan la manera de sacudírsela, pero empoderada con el fuero que le da la Diputación Federal, la auto nombrada Asesora Legal del SNITIS, mantiene un cacicazgo infame en este gremio donde sus oficinas particulares de la Colonia San Francisco en Matamoros, las convirtió en la sede sindical donde ella pone y dispone qué obrero puede entrar allí o quien no; en tanto la papelería oficial del sindicato ella la guarda bajo llave, sin que por ningún motivo el comité ejecutivo de este organismo que encabeza Rosario Moreno en la secretaría general, tenga acceso a ningún documento, pues ella desde la Ciudad de México, decide directamente con los patrones el destino de los trabajadores de las tres plantas con las que tienen contrato colectivo de trabajo en la región: Tridomex, Reem y Panasonic.
En septiembre del 2021, Susana con sus acciones empezó a venir a menos, pues dejó clara su ambición, ya que, en vez de defender a los trabajadores, lo que ella buscaba era acceder a cargos públicos; de esta manera negoció con su aborrecido enemigo, Mario Alberto López Hernández, alcalde morenista de Matamoros, de quien logró que en su reelección para la presidencia municipal, le cediera tres regidurías para sus patiños: Cristina Cabrera, Minerva Mata y José Manuel Raygoza; y ella en la cúpula del partido logró una Diputación Federal Plurinominal, todo producto de su entrega al gobierno en turno, al que primero maldijo y ahora presume amar a morir.
De esta triada de regidores, en 2019, los únicos que se atrevieron a denunciar la escasa calidad moral de Susana, su gran apego al dinero y el maltrato de los trabajadores del SNITIS que ella formó -para beneficio personal-, fueron: José Manuel Raygoza y Minerva Mata, de quien ella se sentía dueña, al adjudicarse haberles regalado la regiduría que ejercen en el Ayuntamiento de Matamoros.
“Que no se les olvide que esos pendejos por mí están tragando y viviendo decentemente”, suele repetir Susana a sus achichincles.
Raygoza sostiene que Susana Prieto Terrazas, a pesar de que decía ayudar a los obreros sin cobrarles un solo peso, él afirma que como su guardia de seguridad, se encargaba de ir dejando pasar al despacho de la abogada a los obreros despedidos que recién habían sido liquidados, a los que ella misma les hacía que le entregaran el cheque de la liquidación y se los cambiaba descontando de allí el pago de sus honorarios por haberlos defendido.
“Tenía todo el escritorio lleno de dinero”, afirma.
Minerva, al igual que Raygoza, coincide en que Susana los maltrataba y sobajaba delante de los demás compañeros, y no se tentaba el corazón para pendejearlos y hacerlos sentir mal:
“Ella quiere pura gente a la que pueda manejar e insultar. Si alguien no hace lo que ella dice, lo primero es que te bloquea de las redes sociales y te pone en mal con los demás”.
Una vez ya creado el SNITIS, Susana nombró como primer secretario general a Jaime Guarneros, un tipo honesto, trabajador con principios y fiel seguidor de ella, pero al cumplirse su ciclo y al darse cuenta que la mujer actuaba con igual o peor tiranía que Villafuerte, Mendoza o Longoria, y ya con cierta inconformidad, sin mayor reconocimiento de la auto nombrada asesora y sin futuro en el campo de la maquiladora, pues había sido clasificado como un tipo rebelde por los patrones, hubo de emplearse en una tortillería de barrio para poder sobrevivir, olvidado de la mano de la “defensora de los trabajadores” que le prometió apoyarlo, pero lo dejó solo a su suerte”.
Dos veces -la última vez, el jueves 30 de marzo- Guarneros fue invitado a entrevista por el que esto escribe para que platicara sobre su situación, pero cabizbajo y triste dijo que aún no era el momento de hablar, como que le tiene pavor a Susana.
De todos es sabido la represión a la que somete Susana a los obreros que creyeron en ella, a sus malos tratos y a sus insultos, los mueve a gritos ofensivos, con Rosario Moreno, la actual secretaria general -ella sustituyó a Guarneros-, quiso hacer lo mismo, pero la lideresa que también fue impuesta por ella, bajo la consigna de que le tenía que rendir pleitesía se fajó para hacer las cosas con rectitud, pero a las primeras de cambio, la sedicente dueña del SNITIS acabó insultándola y luego bloqueada en las redes sociales.
A poco más de medio año del desprecio de Susana hacia Rosario, esta aguantó y siguió haciendo su labor callada, mientras que Cristina Cabrera, un ente lengua larga, adicta a los pendejeos de la egolatra, todos los días le rendía el chisme de lo que ocurría en Matamoros con la lideresa sindical hasta su curul en la Ciudad de México, de tal suerte que se hizo público el rompimiento que ya se conocía internamente.
La gota que derramó el vaso fue el cambio de la mesa directiva del SNITIS, donde Susana la auto nombrada Asesora Legal del gremio quiso de nueva cuenta dar manotazo e imponer a Ramón Dávila Lerma -uno de sus mandaderos-, como secretario general para el nuevo periodo en sustitución de Rosario Moreno, esto sin tomar en cuenta a los demás miembros que ahora le reclaman la democracia sindical que ella prometió, pero que no permite que participen los demás con sus respectivas planillas, pues pretende tener el control absoluto del gremio.
La cerrazón y el cacicazgo de Susana hicieron crisis en el seno sindical y, ante la rebelión de los obreros afiliados al SNITIS que exigían democracia y transparencia, la respuesta de la auto nombrada asesora legal fue defenestrar a Rosario Moreno y acordar con los patrones para despedir a todos aquellos obreros que la siguieran, de la misma forma cerró las puertas de las oficinas de la organización que son de su propiedad, igual se guardó bajo llave toda la papelería oficial y la toma de nota, maniatando a la directiva actual para darle el mando de facto a Ramón Dávila Lerma como nuevo dirigente.
La incomodidad está patente en las filas del SNITIS, pues la división exige una independencia inmediata de los trabajadores de Susana Prieto que, sin tener ningún cargo real ante la autoridad laboral, maneja e impone a su antojo su voluntad en un gremio que carece de independencia toda vez que ella es la dueña de la papelería sindical, de los nombramientos de los miembros, del edificio y hasta de la voluntad de los agremiados, metida en un cacicazgo aderezado con soberbia, ambición por el poder y el dinero.
SUSANA ES MUY CONFLICTIVA YA ANDA DEL CHONGO CON ROSARIO MORENO Y QUIERE IMPONER A RAMÓN DÁVILA COMO SECRETARIO GENERAL EN UN SINDICATO DONDE ELLA ES LA DUEÑA HASTA DE LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS…
EXPULSA ROSARIO MORENO, SECRETARIA GENERAL DEL SNITIS, A SUSANA PRIETO… pic.twitter.com/lx5LcEZASK
— Revista Vertical (@RevistaVertica1) May 24, 2023