En la escuela primaria Ramón López Velarde, de Matamoros, Tamaulipas, el constructor Gustavo […]
En la escuela primaria Ramón López Velarde, de Matamoros, Tamaulipas, el constructor Gustavo Hinojosa Ramírez, echó malas y mostró su falta de conocimientos, en la construcción de un aula, por lo que las agrupaciones de profesionales en el ramo lo obligaron a enmendar su error, tendrá que derrumbarla y volverla hacer.
Fue Nicolas Quezada, unos de los viejos ingenieros civiles de la localidad, coordinador de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, quien hizo punta para denunciar que Gustavo Hinojosa, de quien dijo es familiar de el excandidato a la gubernatura por el PRI Baltazar Hinojosa, cometió fallas muy graves en esa obra al dejar la varilla de la placa de concreto expuesta.
En la escuela la directora Queyli Edith Manuel Ugarte recibió al grupo de ingenieros civiles peritos en construcción que fueron a apoyarla para dar su opinión profesional y así evitar que el constructor tapara superficialmente con cemento y arena sus errores pues pondría en riesgo la vida de 1250 niños.
La maestra Queyli, hizo énfasis en que el gobierno estatal panista de Tamaulipas trae también allí la construcción de aulas y en contraste con la obra municipal que realiza Gustavo Hinojosa los del estado si la supervisan casi a diario, en tanto los del municipio han permanecido distanciados, motivo de las fallas que ahora la llevarán al derribo.
La separación del contratista con la parte receptora de la obra fue tal que la maestra Queyli desconoce de parte de él datos básicos como su nombre o la inversión pues dice que Hinojosa solo se paró en el lugar unas dos veces y nunca le mostró ningún cronograma ni proyección del plano.
La parte receptora al ver que la obra presentaba severas fallas contactó a una Arqitecto a la que identifica como Mónica en Desarrollo Urbano Municipal, lo que originó que otro arquitecto de nombre Samuel Vega diera la orden de demoler, pero el constructor Hinojosa se negaba.
Ante la negativa del constructor el perito Ingeniero Civil Silverio Pérez dictaminó que por estar expuesta la varilla representaba un riesgo a los infantes y recomendó la demolición, pues el recubrimiento era mínimo y entre varilla y varilla debía de tener 18 centímetros y el constructor la espació de más, a 33 centímetros, con el fines que no supo explicar, aunque sí aclaró que “no lo hacen por maldad, lo hacen por ignorancia”.
En el mismo lugar abordamos al ingeniero Manuel Ramírez, director estatal de ingenieros responsable de obra y le cuestionamos sobre quién estaba haciendo él aula convertida en brete:
“ El contratista es el señor Gustavo Hinojosa”.
Insistimos:
-¿Señor Gustavo Hinojosa o Ingeniero Gustavo Hinojosa?
-Pues él no pertenece a ningún colegio de ingenieros ó arquitectos… hasta donde se él es el señor Gustavo Hinojosa -remarca Ramírez para hacer ver que no es ingeniero- mientras le sede la palabra a Nicolás Quezada:
“(Eso) es el resultado de empresas nuevas de esta administración que se ha dedicado a repartir el trabajo como volantes pero menos a los profesionales”.
Ejemplifica, Quezada:
“Los Garza Escobedo traen mucho trabajo eléctrico, (no es malo) pero si son eléctricos porque les reparten obras de pavimentación, ellos no piden trabajo al presidente porque traen mucho trabajo en su especialidad…”
Quezada es un viejo ingeniero civil renegado, que le gusta poner el dedo en la llaga cuando ve que el gobierno no aplica la equidad con el gremio de profesionales de la construcción, le enfada que personas ocasionadas y sin título profesional, sin ética sigan ocasionando errores como el del aula en cuestión donde a ellos como profesionales se les compara con actos de irresponsabilidad de otros.
La inconformidad de los ingenieros reunidos en la escuela primaria Manuel López Velarde se da para dejar en evidencia que el aula no fue supervisada por el municipio, por un director responsable de obra, como lo marca la ley porque de haber sido así nunca hubieran procedido al vaciado de la placa de 60 metros cuadrados aproximadamente porque llevaba vicios de origen.
Ramírez expone:
“Estos detalles nosotros se los hemos dicho al alcalde porque los profesionistas de la construcción por algo (habemos) arquitectos e ingenieros y hay que contratarlos porque están preparados para eso y está persona no pertenece a ningún colegio”.
En realidad los ingenieros no supieron dar mayores datos de la constructora en cuestión pero sí enfatizaron que son los sobrinos de Baltazar Hinojosa y ante la evidencia del riesgo para los menores, la ingeniero Martha Liliana Díaz Ruvalcaba, presidenta del Colegio de Ingenieros Civiles de Matamoros, fue tajante:
“La parte técnica profesional (en la construcción del aula) totalmente ha fallado” por lo que pidió que se derrumbe y se vuelva a construir.
Al momento en que se realizaba la entrevista una cuadrilla de albañiles llegó a la primaria Ramón López Velarde y el grupo de ingenieros confirmó que venían a demoler él aula de parte del secretario de Desarrollo Urbano del Municipio de Matamoros, Marco Antonio Hernández.