Director General: Julio Alberto Rubio Pérez

PIDEN JOVENCITAS A DIOS QUE REGRESEN DE ESTADOS UNIDOS ANTES DE NAVIDAD, EL CUERPO DE SU MAMÁ AHOGADA…

Oscar TreviñoJr. - 7 diciembre, 2022

De grande ojos negros, Julia, con su hermanita Teresa, están rezando a diario, […]

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De grande ojos negros, Julia, con su hermanita Teresa, están rezando a diario, le piden a Dios en el templo de San Francisco de Asis, que toque el corazón de Carlos González Gutiérrez, Cónsul de México en San Diego y haga los trámites urgentes, para que les regresen antes de Navidad, el cuerpo de su mamá Julia Estebana Chan Canul y darle cristiana sepultura.

Es que Julia, una mujer maya, de 39 años de edad, agobiada por las deudas a los bancos, a las financieras, préstamos a sus vecinas, a la señora de la tienda de la esquina, decidió volver a cruzar a Estados Unidos de Norteamérica, pero naufragó en la lancha con 9 amigos de infortunio, donde también falleció otra chica, pero está sin identificar.

En promedio, la recuperación de un cuerpo de Estados Unidos a nuestro país, dependiendo de las distancias, oscila en un mes, por lo que con la fe en Dios, hay esperanzas.

Dicen los familiares de Julia:

“Ojalá Julia, que llegue antes de Navidad, porque de lo contrario, ni antes de Año Nuevo vendrá, le estamos pidiendo a Dios y ya hicimos mandas”.

Julia, de origen maya, nació y vivía en la ciudad de Oxkutzcab, en Yucatán, que significa lugar de ramas altas, tabaco y miel, de las que se levantaba a las cuatro de la mañana, como fue enseñada, para hacer el desayuno, alimentar a sus dos hijas, una que lleva su mismo nombre de 16 años de edad y Teresita de 12.

Cuando las chicas estaban más pequeñas, Julia se aventuró para ir en busca del sueño americano, hasta obtuvo su visa, pero un día por prestarla por una deuda, las autoridades la confiscaron.

Luchista, descendiente de la cultura maya, Julia se empleó en una tiendita de abarrotes, hacendosa como ella sola, estaba acostumbrada a acarrear leña, hacer lumbre, cocinar, barrear, trapear, acomodar mercancía, los costales con el grano, por eso sus manos estaban callosas, además vendía antojitos como salbutes, relleno negro, huevo con tomate y repostería.

Pero el dinero escaseaba, porque después de la pandemia del Coronavirus, hubo que contribuir con gastos hospitalarios, ni bastaba las ramas de Eucalipto, ni las Guayabas, se necesitaba hospital para su familia, por eso las deudas comenzaron a agobiarla, a mal dormir en las noches.

En Día de las Madres, Julia redactó para animarse en su muro de Facebook:

“¿Qué puedo pedirle a la vida?, si cuando los miro a mi lado, tengo todo lo que la vida puede regalarme”.

Allí en su ciudad, estaba la gente animada, es que a finales de noviembre y principios de diciembre se celebra La Feria de la Naranja, el evento más importante, pero Julia sin dinero suficiente y las niñas creciendo, por eso decidió encomendarse a Dios y partir a Estados Unidos a ganar dólares, para pagar sus deudas.

A como pudo Julia reunió dinero prestado y decidió ir a California, por eso tomó un camión de pasajeros para Tijuana, allá se enganchó.

La playa Imperial al norte de la frontera con Tijuana en California, es una de las más lindas de Estados Unidos de Norteamérica, por su abundante naturaleza, pero la diversión de los surfistas se vio interrumpida, cuando una pequeña balsa zozobró.

Eran como las 06:00 horas del 26 de noviembre según los informes de la policía, la panga con 10 personas a bordo naufragó, todos ellos gritaban, pedían auxilio, por eso surfistas y los salvavidas del hotel de Imperial Beach fueron a su rescate.

Todo era un caos, pero la policía de inmediato detuvo a varios que jalaban aire en la orilla del mar porque eran indocumentados, un adulto y dos niños fueron trasladados al hospital local, con problemas para respirar.

Al lugar llegaron los guardacostas, Bomberos y Sheriff de San Diego, así como el personal de la Patrulla Fronteriza.

La encargada de Atención a Migrantes del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya), Juanita López Alcocer, informó que se hicieron los trámites para la entrega del cuerpo de Julia.

La mayor carga de trabajo, así como los procesos, recaen en el Consulado de México en San Diego, por eso el Alcalde, Raúl Romero Chel, pide de urgencia que se agilicen.

Desde que supieron del deceso de su mamá, las hijas acuden a diario a la iglesia, le piden a Dios que antes de Navidad venga Julia, es el único regalo que le piden.

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