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LA HISTORIA DE MIRIAM RODRÍGUEZ FUE LLEVADA A LA PANTALLA GRANDE BAJO EL TÍTULO DE “LA CIVIL”, DONDE SE EXPONE EL ASESINATO DE UNA ACTIVISTA Y DE SU HIJA, COMO PARTE DE LA VIOLENCIA CÓMPLICE DEL GOBIERNO Y EL CRIMEN ORGANIZADO EN SAN FERNANDO, TAMAULIPAS…

Oscar TreviñoJr. - 13 julio, 2021

“La Civil” es el título de una película presentada en el Festival de Cannes en Francia, que narra en Europa, la vida de la sanfernandense Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez. Es de terror, sin monstruos, pero causa pánico en el espectador, donde expone personajes como al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca que vendió a Tamaulipas, donde su gente a fuerza, se acostumbró a vivir entre el crimen organizado.

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“La Civil” es el título de una película presentada en el Festival de Cannes en Francia, que narra en Europa, la vida de la sanfernandense Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez. Es de terror, sin monstruos, pero causa pánico en el espectador, donde expone personajes como al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca que vendió a Tamaulipas, donde su gente a fuerza, se acostumbró a vivir entre el crimen organizado.

Al terminar, durante ocho minutos en la Sala Debussy, el público europeo ovacionó el filme de Miriam la que busca a los culpables del secuestro de su hija Karen Alejandra, un tema tan crudo y desgarrador, sin saber que representa una sonora bofetada al gobernador Cabeza de Vaca con su fallida seguridad pública y el miedo de los tamaulipecos a morir en cualquier banqueta, hasta en un “fuego cruzado”.

La realidad de La Civil superó a la ficción. Los especialistas en cine reconocieron que está cargada de escenas feroces e impresionantes, que desde que empieza captura al público, pero que en Tamaulipas, los familiares de las víctimas de secuestro, viven ignorados por la justicia, encabezada por Cabeza de Vaca.

La cinta a cargo de la realizadora rumana Teodora Mihai, la protagoniza Arcelia Ramírez, en el papel de Cielo (Miriam), fue co-producida por Michel Franco de México y los hermanos Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne de Bélgica. El guion de esta película, fue escrito por Mihai y Habacuc Antonio De Rosario.

El reparto de la cinta también está conformado por Álvaro Guerrero, Jorge A. Jiménez, Mónica del Carmen, Ayelén Muzo, Juan Daniel García Treviño, Mercedes Hernández, Claudia Goytia y Alessandra Goñi Bucio. Paradójicamente La Civil,  compite por dos premios en el Festival de Cannes, en las categorías de Certain Regard (Una Cierta Mirada) y Palma de Oro.

El londinense crítico de cine Dan Meier de The Upcoming explica: La Civil es un thriller desafiante y veraz, cuyo caso revelador, es uno de los muchos en una sociedad devastada por las guerras de las drogas, sin conocer la violencia del mapa de Tamaulipas.

Escuchó Teodora Mihai de Miriam Rodríguez, la historia de cómo se propuso llevar ante la justicia a los criminales que le arrebataron a su hija Karen, por eso decidió contarlo en una ficción que lleva por título La Civil, donde conocemos a la protagonista, una mujer que vive en el norte de México (San Fernando, Tamaulipas).

Con el tiempo y la falta de justicia, primero del exgobernador Egidio Torre Cantú -vive como multimillonario en San Pedro Garza García-, Cielo (Miriam), se convierte en una vigilante para buscar a su hija, con la idea de evitar que esta clase de crímenes se repitan y/o queden impunes, luego Cabeza de Vaca se burló de Miriam, le dio un puesto para silenciarla, hasta que la mandaron callar para siempre.

Todavía estaba fresco en la memoria de Tamaulipas, el hallazgo de 193 cuerpos enterrados en 47 fosas clandestinas, desde agosto de 2010 a abril del 2011 en San Fernando, pero en el 2012, la vida de Miriam cambió radicalmente cuando vivía en Estados Unidos, porque secuestraron a su hija Karen Alejandra Salinas Rodríguez, de 16 años de edad.

Se vino de allá a San Fernando, pidió auxilio a la Fiscal General de Justicia en Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, pero jamás tuvo respuesta. Por eso se hizo de amistades de su mismo dolor y se dio cuenta, que pasajeros de los camiones foráneos, eran secuestrados en la carretera Matamoros-San Fernando.

También Miriam, supo que los agentes del Ministerio Público de San Fernando, mandaban a las víctimas de los familiares desaparecidos a Matamoros para que denunciaran y de allá los regresaban, siempre rehuyeron su responsabilidad, que desde entonces se acuñó la frase del entonces gobernador Egidio Torre Cantú: “Aquí, no pasa nada”.

Pronto, Miriam, que tenía un local en el mercado Juárez, donde vendía artículos de piel, bolsas cintos, collares, chalecos y ropa en general, aprovechando su trabajo como comerciante, viajó a Matamoros, Ciudad Victoria, Reynosa, Nuevo Laredo, poco a poco, empezó a indagar con familiares de desaparecidos forzados sobre los grupos delictivos.

Después de dos años de búsqueda, en abril del 2014, descubrió que justo a un lado de esas fosas clandestinas del ejido Arenal, se encontraba el cuerpo de su hija Karen y movió las entrañas de la Procuraduría, siempre amenazada con dejar todo por la paz, hasta que encontró los restos en una fosa común y la identificó.

Se dio cuenta Miriam, que el personal de la Procuraduría de Justicia, nunca hizo una prueba de ADN del cuerpo de su hija Karen y dos veces exhumaron los restos, por lo que dos veces, hizo misa para darle cristina sepultura, hasta que quedó plenamente establecido dentro de las estadísticas.

Allí Miriam, le juró a su hija Karen, con la impotencia de sus lágrimas, atrapar a los responsables de su crimen. En sus indagatorias, jugándose la vida, esta madre en busca de justicia, descubrió que cinco halcones del crimen organizado, eran los asesinos: Uriel Ulises Elizondo Soto, Cristian Josué Zapata González, de 19 y 18 años respectivamente, a los que localizó en septiembre de ese mismo 2014 en el centro de Ciudad Victoria.

Pidió ayuda Miriam a los elementos de la Policía Federal y agentes de la Policía Ministerial del Estado (hoy Policía Investigadora), que en esos momentos circulaban por ese lugar, para detener a Uriel y Cristian, quienes allí mismo la sentenciaron a muerte:

“Perra te vamos a matar por habernos puesto el dedo, no sabes con quién te metiste”.

Pero Miriam sin amedrentarse solo los vio a los ojos.

Al estar plenamente convencida de que ellos eran los asesinos, pidió a los agentes ministeriales que interrogaran a Uriel y Cristian, que denunciaron a otros tres cómplices; los dos mozalbetes fueron internados en el penal de Ciudad Victoria, acusados de otros seis homicidios, pero a disposición de la PGR. A Cristian, porque al momento de su captura, tenía en su poder 11 bolsitas con mariguana.

Meses después, en venganza, su esposo Luis Salinas fue sacado con violencia de su negocio en el mercado Juárez, pero al llevarlo dentro de una camioneta con violencia, Miriam se los topó en su coche, sin pensarlo los fue persiguiendo, mientras pedía apoyo con su teléfono celular a los elementos del Ejército Nacional, que lograron la detención de los secuestradores en céntrica avenida de San Fernando,  según las autoridades, fueron internados en el penal de Matamoros.

A pesar de haber encontrado a su hija Karen, Miriam nunca dejó de apoyar a otras familias de víctimas en Tamaulipas, formando el Colectivo de Desaparecidos en San Fernando, como así le llamaban, pero entonces se acercaba la campaña política para elegir nuevo gobernador de la entidad.

En febrero del 2015, Miriam leyó una noticia en los periódicos donde redactaban que Enrique Yoel Rubio Flores, de 20 años y Fernando Mata Sánchez, de 19, fueron detenidos en persecución al ser sorprendidos cuando robaban en una casa.

Yoel y Fernando, fueron acorralados y detenidos en un taller por reporteros y gente que corrió tras ellos, después de haberse metido a robar a la casa de Pedro González Villanueva en la capital del Estado.

Al día siguiente, Miriam identificó a Yoel porque en una nota periodística vio su fotografía. Era otro de los asesinos de su hija Karen y de inmediato se trasladó a Ciudad Victoria para denunciarlo en la Agencia del Ministerio Público.

Miriam sabía que el PRI gobierno con el gobernador Egidio Torre Cantú,  estaban coludidos con el narco, así que decidió apoyar al entonces virtual candidato panista, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, conversó con él, para pedirle que en caso de llegar al cargo, no desamparara a las familias como lo hizo Egidio Torre Cantú, recibiendo como respuesta:

“Si tú me organizas una recepción, aquí en San Fernando… aquí inicio mi campaña”.

Justo el 3 de abril del 2016, Miriam, organizó el inicio de campaña para el candidato panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de tal manera que allí el abanderado albiazul, se lució como la esperanza de las víctimas de la violencia criminal. Ante familiares de desaparecidos prometió acabar con la delincuencia organizada:

“Mi compromiso es crear un mecanismo eficaz para la búsqueda de personas desaparecidas o no localizadas y a implementar políticas públicas eficaces, para apoyarlas de manera integral”.

El 11 de octubre del 2016, ya instalado como gobernador Cabeza de Vaca, tuvo un acercamiento con los grupos Ciencia Forense Ciudadana, Justicia Tamaulipas, Red de Desaparecidos de Tamaulipas, Buscando a Nuestros Hijos Ausentes de Tamaulipas, así como el Colectivo de Familiares y Amigos de Desparecidos, que dirigía Miriam.

Cabeza de Vaca, les prometió que cada tres meses conversaría con ellos, para ver avances en el esclarecimiento de las personas desaparecidas, pero días después, Miriam fue empleada en la Secretaría de Salud, allí mismo en San Fernando. Con el paso de los días, las promesas de Cabeza de Vaca se olvidaron. El gobernador creyó que porque le había otorgado una chamba estatal a Miriam, ella olvidaría exigir justicia.

Insistía Miriam con el colectivo y se veía desilusionada, porque ya no le hacían caso. Su queja era directa al gobernador:

“Cabeza de Vaca turnó las audiencias a su secretario general de gobierno, César Augusto El Truco Verástegui Ostos, éste a su vez, a la subsecretaría de Legalidad y Servicios Gubernamentales, Gloria Elena Garza Jiménez y ahora todo está en manos de Lorena Garrido Salazar, directora del Instituto de Atención a Víctimas, perdiéndose el interés en la burocracia”.

Así, Miriam, recomendaba a Luis su esposo, que tuviera mucho cuidado, al igual que sus hijos Luis Jr., y Azalea, por eso andaba armada, su pistola la ocultaba dentro de su bolsa o donde quiera que pudiera. Estaba muy nerviosa porque gente extraña a su entorno, le tomaba fotografías desde sus carros.

Como defensora de la colectividad Miriam era muy aguerrida, se quejaba de que los secuestradores y asesinos de su hija, recibían trato especial en la prisión de Ciudad Victoria, por eso pugnaba que los cambiaran al penal de máxima seguridad en Matamoros.

Lo advirtió Miriam a las funcionarias de la Secretaria General de Gobierno, Gloria Garza Jiménez y Lourdes Garrido, así como también les hizo saber de las amenazas de muerte que recibía, así como el peligro que corría de ser asesinada, porque faltaba por detener a dos de los homicidas de su hija Karen.

El 23 de marzo del 2017, se registró una fuga de 29 reos del penal de Ciudad Victoria: entre ellos iba Enrique Yoel, asesino y secuestrador de su hija Karen, que fue capturado después de varias horas. Sin embargo, Miriam, nunca fue avisada del peligro a la que estuvo expuesta, así como a su familia, pero días después que se dio cuenta, pidió protección policíaca.

Justamente en la reunión del Colectivo, la subsecretaria de Legalidad y Servicios Gubernamentales Gloria Elena Garza Jiménez, el 18 de abril, recibió le reclamó de Miriam porque no le avisaron cuando Yoel secuestrador y asesino de su hija, se fugó del penal de Ciudad Victoria.

En otra intervención en esa junta de trabajo, Miriam le dijo a Gloria:

“Creíamos en Cabeza de Vaca; hoy, ni tan siquiera nos quiere dar la cara. En cambio, a la gente de San Fernando, le han quitado becas para estudiantes, ya no entregan las despensas para la gente humilde, no apoyan ni dan atención alguna. Cabeza de Vaca -se le entre cortó la voz-, ya no es el hombre por el que votamos por un cambio”.

También, Miriam narró, que un policía investigador, le dijo que él la protegería, le dio un número de celular para que la llamara cuando sintiera peligro y que iba a estar a su lado, pero en una ocasión le llamó varias veces, nunca le respondieron la llamada al celular, incluso lo buscó, llamando al 911 y nunca apareció:

“Denme de perdida un número para pedir auxilio. Solamente les pido eso”, dijo entonces Miriam, al término de la reunión en la que nunca hubo respuestas, ni soluciones. Días antes, habían protestado públicamente contra la Ley de Víctimas en el Estado, conocida como La Truco Ley, que deja fuera a los colectivos en las decisiones fundamentales de las víctimas en Tamaulipas, al nombrar a un representante del gobierno de Cabeza de Vaca, dejándolos más vulnerables: sin voz, ni voto.

Días después, Miriam viajó de urgencia desde San Fernando a Ciudad Victoria: le dieron un tip por teléfono celular. Iba tras Elvia Rubiel Soto, La Güera Soto, otra de los secuestradores de su hija Karen.

Llegó a la dirección que tenía en su poder, se estacionó en la acera, tranquilamente bajó del coche, tocó a la puerta, siendo recibida por una joven mal peinada y vestida a la que le preguntó:

-¿Perdona, tu eres La Güera Soto?

Al recibir un sí como respuesta, Miriam se abalanzó contra La Güera Soto y con el poder que le da una madre, cuando pelea por sus hijos, la sometió rodando con ella por el suelo. Así, a la fuerza la subió a su vehículo ante la mirada de los vecinos que querían rescatarla, pero allí les dijo que había matado a Karen, para regresar a la agencia del Ministerio Público en San Fernando, donde iba a entregarla.

Al momento de bajar del vehículo en la Agencia del Ministerio Público en San Fernando, La Güera Soto se resistió y volvieron a forcejear cayendo al suelo revolcandose. Allí fue cuando Miriam sufrió la fractura de su pie derecho, pero el dolor estaba ausente, la furia podía más para hacerle justicia a su hija Karen, así, renqueando, entregó a La Güera Soto a la justicia.

A pesar de su fractura, Miriam  se sentía feliz porque estaba cumpliendo la promesa que le hizo a su hija Karen, de refundir en prisión a sus asesinos. En esos días usaba muletas. Estaba en recuperación.

El Día de las madres de 2017 en la mañana, Miriam, de 50 años de edad, recibió en su casa una llamada por teléfono de su compañero activista Guillermo Gutiérrez Riestra, pidiéndole que lo acompañara a la marcha: “10 de Mayo, Nada que Celebrar”, pero ella se negó:

“Quisiera estar con ustedes, pero, tengo que ir al doctor a revisarme mi pie”.

Horas después, ya en la noche, se escuchaban algunas serenatas. Miriam estacionó su coche frente a su casa ubicada  en la colonia Paso Real, en San Fernando, Tamaulipas. Bajó acomodándose su bolsa donde traía su revólver para defenderse, pues sabía que la querían matar.

Apoyada en sus muletas, convaleciente de la fractura de su tobillo derecho, se encaminó a la puerta de su casa. En eso, un hombre de cuatro que estaban en el interior de una camioneta, se encaminó hacia ella sin hablarle y a quema ropa, le vació la carga de su pistola para luego regresar al vehículo y a toda prisa huir con sus cómplices.

Al escuchar los balazos y un coche acelerando, Luis Salinas, salió apresurado de la casa y vio a su esposa Miriam, tendida en el suelo, desangrándose, con la mirada vidriosa. Llamó una ambulancia desde su celular,  los paramédicos llegaron a los pocos minutos, pero en el trayecto al hospital falleció.

En muchas ocasiones, Miriam, -representante de más de 600 desaparecidos, muchos de ellos sepultados en fosas clandestinas- exigió justicia. Decía a sus amigos del Colectivo de Familiares y Amigos de Desaparecidos en Tamaulipas:

“A ver si no me matan”.

La frase con sarcasmo, se convertiría en una espantosa realidad con los vientos de cambio del gobernador panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, a quien ella le sirvió organizándole eventos y haciendo proselitismo a su favor.

La vida de Miriam la apagaron a balazos. Ni siquiera tuvo tiempo de hacer una plegaria, solo así pudieron pararla. Horas después, el cuerpo fue llevado a la funeraria Cristo Rey. Afuera vigilaban discretamente los elementos de la patrulla 709 de la Policía Estatal…ya para qué.

A mediodía del 11 de mayo, los representantes de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas en materia de Derechos Humanos, Jan Jarab y Carolina Moreno Díaz; la sub secretaria de Legalidad y Asuntos Gubernamentales, Gloria Elena Garza Jiménez y el director adjunto de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Delito, Roberto Villanueva, llegaron a la funeraria a bordo de una Suburban gris, blindada.

Mientras los funcionarios entraron a la sala mortuoria, afuera, varios guardaespaldas sumamente discretos,  tomaron posiciones estratégicas, de hecho pasaron desapercibidos. Así Jarab y Moreno, ofrecieron sus condolencias y apoyo a los hijos de Miriam, Luis y Azalea. Evitaron dar declaraciones a la prensa, una y otra vez se les insistió, pero el desprecio fue su respuesta.

Ese mismo día en la tarde,  el secretario general de gobierno, César Augusto El Truco Verástegui Ostos; el Procurador de Justicia en el Estado, Irving Mújica (el investigador en jefe de los 43 homicidios de Ayotzinapa), Gloria Elena Garza Jiménez, sub secretaria de Derechos Humanos y Jurídicos, así como el vocero de Seguridad Pública, Luis Alberto Rodríguez, con rostros serios e insensibles, en rueda de prensa, culparon al Gobierno federal de la muerte de Miriam.

Mientras sus guardaespaldas esperaban fuera del recinto, Irving Barrios aseguró que Miriam tenía vigilancia a través de rondines, tres veces al día en su domicilio: “lo demuestran las bitácoras de informes”, para enseguida, lavarse las manos con la burocracia:

“Se comentó que tenían conocimiento que Miriam acudió directamente a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a pedir protección. Esa instancia turnó el asunto a la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tamaulipas, la cual solicitó a la Procuraduría General de Justicia y a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado”.

Alrededor de las 17:30 horas, unas 200 personas acompañaron a la familia para darle el último adiós a Miriam en el panteón San Francisco de la colonia Loma Alta, en San Fernando. Los llantos de la gente eran apagados, más bien hacían reproches al Cabeza de Vaca.

La activista Merari Leos en su cuenta de Facebook pidió que el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, cumpliera su palabra y promesas de campaña a los Colectivos de Familiares de Desaparecidos:

¿De qué sirve su enérgica condena? Mejor cumpla y abra la boca solo cuando se haya hecho justicia.

La historia posterior ya la sabemos, todos los funcionarios se reunieron para el esclarecimiento del homicidio de Miriam, pero ya conocemos los resultados.

Fue grabada La Civil en Durango durante la pandemia, una cinta coproducida entre Bélgica y Rumania, pero con participación de mexicanos como la protagonista Arcelia Ramírez, que nos muestra a Miriam que envejece de modo muy elocuente a lo largo de una hora y 40 minutos de película, nos hace sentir el drama íntimo que se puede vivir en una familia, víctima de un secuestro.

Todas las pistas, fueron checadas por Miriam, logró llevar ante la justicia a 10 criminales relacionados con el secuestro y asesinato de su Karen. La mujer se convirtió en un ejemplo y en la representación de todo lo que está mal en nuestro país: la violencia, impunidad, corrupción, indiferencia:

“Me morí el día que mataron a mi hija“, dijo Miriam mientras hacía sus investigaciones y se relacionaba mostrando identidades falsas, con los familiares de los culpables.

La película seguramente causará controversia y será debatida cuando se presente en México, porque toca un tema sensible en el país que va a los últimos responsables de Tamaulipas, incluyendo la actual administración federal.

Hoy, Cabeza de Vaca sigue ofreciendo un millón de pesos de recompensa al que lleve a las autoridades a dar con el paradero de los asesinos de Miriam…un millón de pesos. Eso vale la vida de una mujer valiente y 8 minutos seguidos de aplausos para la película de Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, La Civil, que no alcanzó a ver.

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