Director General: Julio Alberto Rubio Pérez

EN UN AÑO Y 14 DÍAS MANLIO ANTO VILLAR MARTÍNEZ, DIRECTOR DE PLAYA BAGDAD LA DEJÓ EN RUINAS…

Oscar TreviñoJr. - 20 abril, 2022

Como director de las instalaciones de la playa Bagdad a Manlio Anton Villar Martínez, le bastó un año y 14 […]

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Como director de las instalaciones de la playa Bagdad a Manlio Anton Villar Martínez, le bastó un año y 14 días para dejarla en ruinas, con pésimos servicios primarios, sin luz en las noches- madrugadas, sin uso de sanitarios, convirtiéndola en un gigantesco bacín.

El poco o mucho prestigio ganado a través de los años, con lo visto durante el periodo de Semana Santa 2022 por más de 80 mil paseantes, turistas nacionales y del Valle de Texas -según el boletín de Presidencia Municipal-, calificarán a la playa Bagdad con menos cero estrellas: “ni tienen para hacer del baño”.

Con esa pereza que lo caracteriza, Manlio Villar nunca pidió dinero para mantenimiento de las tablas que componen 40 cabañas municipales, 20 de ellas con vista a la popó en cielo abierto, con deficiente energía eléctrica, pero eso sí, con aumento diario de renta a 538 pesos frente al mar y 20 restantes a 448 pesos, con vista y olor a materia fecal.

La destrucción del chapoteadero infantil, cuyas instalaciones costaron 20 millones de pesos, pagados por la entonces alcaldesa panista Leticia Lety Salazar, que el prianista Manlio dejó perder, con la intención de agradar al actual presidente municipal morenista, Mario Alberto López Hernández, La Borrega.

La playa Bagdad está prohibida para los pobres, los descamisados, primero porque ninguna autoridad de Turismo, de la Playa, ni el propio alcalde, Mario Alberto López, La Borrega, consiguieron rutas de transporte urbano barato, directo al balneario.

Solamente 4 taxis piratas disponibles, que tienen su estación en la calle 11 y Guerrero o que a los choferes les llamen a su teléfono celular, cuyo pasaje cuesta 80 pesos por persona, pero que, si le urge ir a la playa, tendrá que pagar 300 pesos para que pueda rutear.

En taxi pirata y el vehículo particular, con sus respectivos choferes tendrán que esperar para traspasar la entrada a las instalaciones de playa Bagdad, pagar obligatoriamente la cuota voluntaria de 30 pesos, aunque en la misma caseta de cobro, el encargado extiende la mano y dirá:

¡Son 30 pesos!, que nadie sabe a qué bolsillo pasará, porque a las instalaciones de la playa nunca, por si fuera poco, hay matamorenses que, si quiere ir a la playa, tendrá que pagar 600 pesos de contado por un viaje directo y otros 600 pesos por la regresada.

Todavía los paseantes ni han comido, pero las sombras playeras tienen un costo de 179 pesos, si quiere mesa, 80 pesos más, el uso del sanitario público cuesta 9 pesos, pero con eso que nunca hay feria, se redondea a 10.

La entrada tenía el distintivo en grande por una cara: Bienvenidos- Playa Bagdad, por la otra Feliz Viaje-Matamoros, por falta de mantenimiento lo desmontaron y se lo llevaron a reparar, pero está arrumbado en las instalaciones de Servicios Generales a cargo del director Jorge Chapa.

El letrero que da identidad a Matamoros con: Playa Bagdad lo desmotaron para embellecerlo porque los fuertes vientos estaban desprendiendo el distintivo, pero a Jorge Chapa el director de Servicios Generales se le olvidó, tal vez porque sea nativo de Monterrey, Nuevo León y Matamoros poco le importa.

Cuando al mejor presidente de Matamoros, Jorge Cárdenas González del desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), se le ocurrió en su periodo 1981-1983, que en la playa Bagdad, se prohibía la entrada de vidrio en cerveza, mayonesa, cátchup, al igual que el carbón porque al término de asar carne nunca lo apagaban, fue la mejor idea y se respetó sin chistar.

Pero al término de su periodo, con el entonces alcalde priísta Jesús Roberto Guerra Velasco, JR, esa prohibición desapareció, sin siquiera apagar el carbón de los asadores, que porque era la tradición (y ¡gánale al América!), por eso algunos infantes salían lastimados.

Desde entonces el pueblo de Matamoros, pidió la instalación de un centro de salud, o dispensario médico, porque cuando un agua mala era pisada por los infantes, había que trasladarlo a Matamoros al Hospital General, pero la respuesta siempre es la misma: ¡no!

Luego pasaron alcaldes de la vista gorda, Fernando Montemayor Lozano (PRI), Jorge Cárdenas González, que yo decía nada (PAN), Tomás Yarrington (PRI) Ramón Antonio Sampayo (PAN), Homar Zamorano Ayala, Mario Zolezzi García (qepd); Baltazar Hinojosa Ochoa; Erick Silva, Alfonso Sánchez.

Estos alcaldes mencionados cada Semana Santa, alcanzaron cifras de la gente por ir a la playa en un millón 253 mil 760 pesos en ingresos, solo el empanizado Jesús Chuchín de la Garza dijo que se obtuvieron 55 mil pesos:

De 400 sombritas instaladas, la renta por cada una es de 179 pesos; las de la orilla del mar 250 pesos, mesa 80 pesos, 150 pesos por sombrita personal enseguida de la playa, cada restaurante paga a tesorería, al igual que los baños sanitarios, eso sin tomar en cuenta el cobro a los comerciantes ambulantes, puestos fijos, semifijos.

Venta de licores, whisky, tequila, cerveza, bebidas preparadas, a los que les venden el permiso de alcoholes y todavía sin tomar en cuenta, el millonario cobro por autorización de venta a las compañías de cerveza.

Con la recaudación de la playa, se podrían comprar, dos camiones recolectores para la basura, sin necesidad de disponer de los que operan en el área urbana y mínimo 40 equipos de computo nuevos para las dependencias municipales que los requiera.

Por eso la entonces alcaldesa panista Leticia Lety Salazar 2013-2016, inauguró en la playa Bagdad El Chapoteadero, exclusivamente para infantes, porque había madres de familia que decían que a veces era peligroso estar en el mar con sus hijos por la marea alta.

Así fue creado el balneario infantil, con baños individuales para niños, niñas y adultos, que siguió de presidente municipal Jesús Chuchín de la Garza, 2016-2018, donde en la playa al término de su periodo, se suspendió el agua potable, la energía eléctrica en plena Semana Santa.

Luego Mario Alberto López, La Borrega, inició su periodo como alcalde 2018-2021, pero en 2019 apareció el Covid-19, justamente cuando Maxine Anahí Amaro González, secretaria de Turismo lo último que hizo fue echar a perder los globos aerostáticos al pagar 310 mil pesos porque se arrastraran en el suelo, sin oportunidad de volar.

Luego Maxine con su amigo el administrador de playa Jorge Jiménez, que trabajaba 3 horas diarias de lunes a viernes, más descansos de sábado y domingo, descuidaron el balneario.

De hecho, entre los médanos apareció un muerto, es decir encontraron un esqueleto, pero se desconoció si era hombre o mujer, porque solamente los vientos pusieron al descubierto los huesos completos, limpios.

Jorge fue destituido y nombraron en su lugar a Manlio Villar, que había sido despedido por perezoso en la dirección de Limpieza Pública, pero como era hijo de Sonia Martínez de Villar, creadora del Festival del Mar, el alcalde Mario Alberto López, La Borrega, lo perdonó.

Luego Maxine Amaro fue despedida el 28 de marzo de 2021 por poner en peligro la vida del coordinador de playa Enrique Castellano Lam, al obligarlo a trabajar en vacaciones y producto de los solazos en el mar, le pegó una embolia que parcialmente todavía está inmovilizado.

Desde el 5 de abril de 2021, Manlio Villar fue nombrado secretario interino de Turismo Municipal y encargado de la playa Bagdad y la cerró, problema que solucionó Víctor García Chavarría, secretario de playas en Tamaulipas y el alcalde Mario López, La Borrega, porque el director del balneario culpaba a Cofepris de tenerla cerrada por el Covid-19.

Indolente como él solo, Manlio Villar, al frente de la playa por la memoria de su mamá Sonia Martínez, La Borrega, decidió hacerse se la vista gorda, como buen prianista, porque los visitantes se dieron cuenta que Bagdad está arruinada, sin cariño de los funcionarios municipales, es un desastre.

Por esa razón, abordamos a Manlio Villar Martínez la mañana del 16 de abril, allí en la playa Bagdad, para que nos explicara su desdén, respondió que nos recibiría a las 14:00 horas, pero nunca se presentó, así que lo abordamos casi al pie del monumento a Cristóbal Colón, cuando pretendía esconderse de nueva cuenta:

-¿Porqué el chapoteadero está tan horrible en plena Semana Santa, se hacen canchas de volibol, cuando tiene 109 kilómetros de costa para organizar cualquier deporte?

– En la mañana te vi allí, quedamos de vernos a las 2 pm allí dónde como con la raza…

-Si allí estuve, pero ¿usted nunca llegó?

-Bueno llegué más tarde…El chapoteadero está en construcción, se pusieron esas canchas, todavía no está concluido, van a poner baños nuevos, el plan integral lo trae Obras Públicas, no está concluido. De la manera que lo comentas  es una obra gris, está en construcción.

-La frase de Playa Bagdad, ¿por qué la desapareció?

Ocultando su contrariedad con el cubre bocas, Manlio Villar, explicó una nueva mentira:

-Ya está hecho, ya está listo, a lo mejor mañana lo traen y lo montan los de Servicios Generales, la gente de Jorge Chapa…

-¡Mañana se acaba Semana Santa!

Pero Manlio Villar, levanta ambos brazos, ni sabe qué responder, así que al grano:

-Licenciado ¿por qué tanta decidía?  Quitaron los letreros de Bienvenido a la Playa Bagdad, Feliz Viaje, mire que mal se ve…

-Bueno que te puedo decir, el bienvenido a Matamoros, estuvo a punto de colapsar, provocar un accidente grave, un cable lo sostenía…

-Se desmonta, lo reparan y vuelta a montar, ¿cuál es el problema?

-No se pudo hacer, entramos a la Semana Santa, hay un diseño que respetar…

-Claro que hay, tan así que estaba montado, con todo respeto su mamá doña Sonia Martínez del Villar adoraba la playa y usted ni trabaja ni le importa…

-Claro allí están las cenizas, no hay comparación…

-La conocíamos, aquí están las cenizas, pero usted en la playa Bagdad representa la decidía, el desgano, ¿acaso no es de Matamoros?, se ve que no aprecia Matamoros, no estima a la ciudad, eso parece, aunque usted dice que no es así, por eso le pregunto, se ve, usted representa a la pereza, la indolencia.

Le dejamos el micrófono abierto a Manlio Villar para que se defendiera, pero, lo admitió, se quedó mudo, sin palabras, solamente atinó a decir mientras se alejaba:

-Gracias.

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