EDITORIAL Hemos sostenido que la tormenta que sacudirá el Congreso del Estado de […]
EDITORIAL
Hemos sostenido que la tormenta que sacudirá el Congreso del Estado de Tamaulipas, en relación al proceso que se le seguirá al alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás, servirá para que entre los mismos diputados morenistas se definan a favor o en contra de la línea del gobernador Américo Villarreal Anaya.
Los legisladores traidores que con una sonrisa dicen estar a favor del ejecutivo Estatal, pero que en su actuar obedecen a la disidencia Verde de Tamaulipas que lidera Mario Alberto López Hernández, La Borrega, van a acabar después de la reyerta parlamentaria, con la hedentina propia de unos cadáveres políticos.
Humberto Prieto, cuestionado líder de la Junta de Gobierno en el parlamento tamaulipeco, sabe que se avecina una tormenta y que, en primera instancia, él tendrá que dar la cara para defender el nombramiento de su liderazgo, por lo tanto, tiene que irse directamente al tronco, sin retóricas y de un sablazo, mocharle la cabeza al declarado enemigo, desafiante, e insensato Eduardo Gattás.
Pero viendo la conducción reactiva ante los medios del líder congresista, es tiempo que sepa que no nada más está ahí para comerse la miel del panal, si no también fue puesto para que torée las avispas y demuestre su mano dura en la ejecución de un contrario de su mismo partido que ha osado desafiar al régimen que lo parió y al mismo gobernador Américo Villarreal Anaya, al que le faltó al respeto.
Por lo tanto, el prietito del arroz del congreso del Estado, enmorenado en la oscuridad del poder cameral, tiene que definirse e ir al grano, evitando este tipo de declaraciones que ya emitió:
“Nosotros estamos en la mejor disposición de mediar, de tratar de que se dejen de pelear (Cabildo y alcalde), eso no abona a nadie, sobre todo a los ciudadanos, entonces, ojalá que haya madurez política de parte de todos y sobre todo de donde hay diferencias, que se logren calmar las aguas, que se pongan a chambear por la ciudad”.
Aquí es donde lo cuestionamos:
¿Mediar? ¿Quién es él como legislador para andar mediando? Prieto no está allí para mediar entre un alcalde denunciado por usurpación de funciones y un cuerpo edilicio. Él está allí para hacer cumplir la ley y si el alcalde o los regidores tienen cabilderos, pues que los usen, o acaso él, como líder del congreso, es quien deba defender o mediar en algo como en este caso, que lo hace ver como si fuera aliado del jefe de la comuna en cuestión. Es decir, lo que el líder del congreso está diciendo es que se pongan de acuerdo que arreglen ellos ahí en el cabildo internamente con el alcalde, y si hubo tranzas, si hubo desapego a la ley, pues no pasa nada, él se va a hacer como que no vio.
Y recalca:
“Yo quisiera que se pongan de acuerdo, que haya diálogo y que lleguen los acuerdos necesarios y darle a Ciudad de Victoria la certeza en el tema de gobierno”.
Entonces qué, mi diputado, ¿borrón y cuenta nueva?
Pero Prieto también quiere quedar bien con él que lo puso en lugar de Úrsula Salazar, y ya de colofón, para no quedar mal y no verse muy pandeado para el lado de Gattás, remata:
“No podemos prejuzgar nada, independientemente de lo que se diga en las redes o en los medios de comunicación nosotros vamos a hacer nuestro trabajo de manera objetiva y vamos ahora sí que paso a paso”.
Ya, por último, nada más para hacer una reflexión de este sainete. Los grandes perdedores serán los que perdonen al interfecto, porque dice la voz popular que golpe que no mata, fortalece. Este es el momento de cobrar las afrentas, quizás después ya no haya otra oportunidad y en el futuro al que ahora quieren descabezar, los ande descabezando a ellos en tres años más, y desde el Palacio de Gobierno. Porque si el mosquete se saca, es porque se va a usar y no nada más para andarlo enseñando.