La situación en Cuernavaca, conocida como ‘la ciudad de la eterna primavera’, ha […]
La situación en Cuernavaca, conocida como ‘la ciudad de la eterna primavera’, ha tomado un giro alarmante con la llegada de La Nueva Familia Michoacana, como indican las recientes narcomantas que han aparecido en la ciudad. Estos mensajes no son solo advertencias, sino una forma estratégica de comunicación del crimen organizado, según Édgar Guerra Blanco, experto en sociología y seguridad del Conahcyt.
Las narcomantas, junto con otros medios como los corridos tumbados y los videos en redes sociales, forman parte de una campaña para infundir miedo y demostrar poderío tanto a la población como a las autoridades y rivales. El mensaje es claro y contundente: “Ya llegamos y no nos vamos”, una declaración de presencia que genera una atmósfera de incertidumbre y tensión en la ciudad.
Esta situación ha llevado a que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos tome medidas contra ocho miembros de La Nueva Familia Michoacana, sancionándolos por sus actividades, incluida la fabricación de fentanilo en regiones como Culiacán, Cuernavaca y Ciudad de México. Estas acciones, alejadas de sus territorios tradicionales en Estado de México, Michoacán y Guerrero, subrayan la expansión y el alcance operativo del grupo criminal.
En medio de esta crisis de seguridad, Cuernavaca enfrenta desafíos significativos mientras intenta preservar su imagen como un destino turístico tranquilo y agradable. La presencia y las acciones de La Nueva Familia Michoacana plantean serias interrogantes sobre la capacidad del gobierno para contener y mitigar la violencia en la región, poniendo en riesgo la seguridad y el bienestar de sus habitantes.