Ismael El Mayo Zambada García, fundador del Cártel de Sinaloa junto con Joaquín […]
Ismael El Mayo Zambada García, fundador del Cártel de Sinaloa junto con Joaquín El Chapo Guzmán (preso), fue detenido viejo y enfermo en su avioneta en El Paso, Texas, Estados Unidos, rodeado de misterio, tiene 76 años de edad, pero ya en La Mañanera del 26 de julio, con una playera marca Hugo Boss. Así lo revelan las letras en la prenda, donde se ve parcialmente en la foto, cuando la mostró Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana (SSPyC).
El modelo de la pieza en azul, parece ser Polo Slim Fit de algodón con detalles. De acuerdo con la descripción del producto en la página web de Hugo Boss, es moderno confeccionado con un corte definido en algodón elástico con rayas en contraste, cuello y puños de piqué, manga corta y largo estándar.
La playera tiene un costo de 2 mil 490 pesos mexicanos comprándola directamente con la marca, pero en Mercado Libre cuesta 2 mil 690 pesos, con esta prenda El Mayo reapareció, más de 10 años después de que el periodista Julio Scherer le hizo una entrevista y reventó los periódicos, luego las redes sociales.
Junto con El Mayo, el Departamento de Justicia, también detuvo a Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo y el piloto Larry Curtis Parker.
Como parte de la información que fue revelada, se sabe que desde el Aeropuerto Internacional de Hermosillo, salió una aeronave con matrícula N8454Z hacia el de Santa Teresa, cercano a Texas, los desviaron de hangar porque había revisión y por eso los detuvieron.
El Mayo siempre fue de bajo perfil, tan bajo que parecía un fantasma, muchos decían que había muerto y lo enterraron en el monte de una sierra.
La historia de El Mayo parece una película de narcos donde siempre gana, de hecho conoció a Juan García Abrego, el hombre fuerte de Matamoros, Tamaulipas, del que se hicieron amigos ocasionales, casi como de cantina.
Pero El mayo empezó en el narcotráfico a los 16 años de edad, cuando a finales de los 60’s contrabandeaba tímidamente mariguana, pero años más tarde ya era uno de los jefes de un imperio criminal.
Sus socios como El Chapo Guzmán y compadres fueron cayendo presos o muertos, de hecho sabía para qué servía el dinero, los billetes cueros de rana, mientras lo rodeaba el aura de ser intocable, porque era muy generoso con todas las corporaciones policíacas.
Allá por 2010 lo entrevistó el decano del periodismo mexicano, Julio Scherer. El Mayo lo invitó a sus dominios en el corazón de la sierra sinaloense.
Le preguntó cómo había logrado librarse tanto tiempo de la cárcel y de la muerte, entonces El Mayo le respondió que era hijo del monte:
“El monte es mi casa, mi familia, mi protección”.
Desde áquella vez, se volvió el gran jefe, agarraron a El Chapo y se cimentó, Sinaloa era suyo hasta que el 25 de julio lo agarraron.
Para que se den una idea, El Mayo, es muy diferente a los narcos de hoy en día, sin ostentación, ni lujos, mujeres; como pocos, austero y disciplinado, vivía en la sierra, donde apenas iba a la ciudad.
Por ejemplo en 1988 —un año antes de Los Narcosatánicos— la Judicial Federal mató a tiros (ahora dicen abatió) al narco José Inés Calderón Quintero y El Mayo paró orejas, horas antes.
Sucede que ambos andaban juntos, pero en unos momentos de la ejecución decidió tomar su avioneta y refugiarse en el monte, así se salvó.
Allá por 2014, cuando agarraron a El Chapo por segunda vez, los medios de comunicación, publicaban a los militares levantando las tapas de las alcantarillas porque supuestamente El Mayo se ocultaba en esa zona.
Los rumores de aquella época decían, que El Mayo servía de oreja, lo que le permitía sobrevivir entre lealtades y traciones entre los narco y los elementos de la Policía en todas sus manifestaciones.
Se dice que El Mayo, junto con El Jefe de Jefes, Miguel Ángel Félix Gallardo, se sentó en la misma mesa para repartirse el pastel del narcotráfico en nuestro país.
A cada uno de los siete capos les fue asignado un lugar del país, una plaza:
A El Mayo le tocó Sinaloa, a El Chapo, Tecate en Baja California, a Juan García Abrego, Tamaulipas, su bastión que nadie peleó y así junto con el resto les llamaron La Federación, todos con El Jefe de Jefes.
En el país se hizo el escándalo, en las cantinas, bares, Night Clubs, discos, cuando se tocaba el tema del narco salían a relucir la famosa reunión de los jefes.
De hecho el libro titulado El Cártel de Sinaloa. Una historia de uso político del narco, el periodista Diego Enrique Osorno entrevistó en la cárcel a Félix Gallardo, quien le confió:
“La reunión fue convocada y asignado los lugares de trabajo en el narco por Guillermo González Calderoni (asesinado años después), jefe de la policía antinarcóticos al inicio del Gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari”.
Pocos saben que Raúl Salinas padre del presidente Carlos y don Juan N. Guerra contrabanaderaron juntos en Estación Manuel, Tamaulipas, el primero azúcar y el segundo vino.
El pacto entre los siete capos no duró mucho y a principios de los noventa, empezó la guerra.
El Mayo y El Chapo se aliaron contra la familia de los Arellano Félix, que controlaban la preciada frontera de Tijuana. Les ganaron y de las cenizas de aquella guerra nacieron:
La de Guzmán, la de El Mayo y la de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, un expolicía que trabajaba en los setenta con otro traficante apodado El Diablo, casado con una hermana de El Mayo.
Así, el grupo creció en 17 Estados y 54 países, según documentos de la DEA. Los tres fundadores llegaron a figurar en la lista de millonarios de Forbes. De los tres, El Mayo siempre fue el más reservado.
Por ejemplo, en el juicio contra El Chapo, que los Estados Unidos de Norteamérica, insistían en que era el capo de capos, se defendió diciendo que El Mayo era el auténtico jefe de Sinaloa.
Supimos que en el juicio, que uno de sus hijos, Vicente Zambada, El Vicentillo, testificó en contra de El Chapo, por eso se dice que El Mayo lo traicionó.
Los últimos años crecieron las diferencias entre El Mayo y los hijos de El Chapo, identificados como Los Chapitos, la nueva generación de narcojuniors, jóvenes y ostentosos, hacen gala en redes sociales de una vida de excesos, lujos estrafalarios: leopardos, aves exóticas, armas y mujeres. Unos códigos muy alejados de los viejos como El Mayo, que repartía dinero, construía carreteras o iglesias en los pueblos pobres de la región.
Los últimos informes de la DEA apuntaban a que El Mayo está mal de salud, por eso las autoridades estadounidenses ni lo perdían de vista, con agentes latinos expertos en el albúr para camuflarse en sus filas, pero todavía ni lo conseguían.
La mayoría de los socios de El Mayo, incluidos sus hijos y sus hermanos, ya habían sido apresados.
Un corrido de El Mayo dice:
“La vanidad es el peor enemigo de este trabajo/paso a paso, subí la escalera/muchos años tengo en el poder/aquellos que han querido tumbarme/de aquí arriba, los miro caer”.