BETY SALAZAR LUZ DE LA CALLE Y OSCURIDAD EN SU PROPIA CASA…

Es asombroso ver a una mujer como Bety Salazar Vázquez, de muy bajita estatura, tanto así, que por una candidatura a una diputación local puede soportar esa ignominia a la que ha sido sometida toda su familia. Eso tal vez valga mucho mas para ella que lo siguiente:

Su papá Ramiro fue secuestrado, posteriormente liberado en muy malas condiciones; su hermana Leticia es perseguida política; Luis Alfredo Biasi la pareja sentimental de su hermana, está preso; Verónica, su otra hermana fue vendida-derrotada por los mismos que le dieron a ella la candidatura, y no solo eso, también tendrá que ir cargando con la incertidumbre de que además le paguen su dulzura con la derrota.

Bety es candidata a diputada local por el distrito 12 en Matamoros Tamaulipas por el PAN y la causa de todos sus males y los males de su familia, es sin duda el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, pues queda claro que él no la quiere a ella, ni tampoco a su clan, pero el caso, es un gran caso porque el caso es que ella no se da cuenta, o finge por conveniencia no darse cuenta.

La persecución política que ronda a Leticia, (exalcaldesa de Matamoros) su hermana Bety, la ignora, también ignora que a su hermana Verónica la pusieron en la cruz; tampoco se dio cuenta que la vox populi contó que el secuestro de su papa Ramiro fue un acto criminal de Estado. No se ha dado cuenta que Lupita Biasi, todas las noches llora porque su hijo Luis Alfredo Biasi está preso y es un preso político mas en Tamaulipas. Mucho menos ha de saber que su hermana Leticia se pela la rodilla orando para que liberen a Luis Alfredo, a la vez que anda a salto de mata pues el gobernador Cabeza de Vaca amenaza con hacerle efectiva una orden de aprehensión.

La pregunta concreta es:

¿Tendrá dignidad una mujer a la que le secuestran a su padre, le meten a la cárcel a la pareja sentimental de su hermana, persiguen a su misma hermana exalcaldesa de Matamoros bajo amenaza de encarcelarla, hacen perder a otra de sus hermanas de la que todavía se burlan, y ella, Betty, La Cuata, acepta ser candidata a diputada local, sabiendo que en realidad que lo que hacen es burlarse de ella y de su familia?

Y todavía la pobre Betty, ignorando ser ave desplumada, estar desnuda ante todos, en un foro mayormente femenino, toma la palabra alzando el pecho, mientras engola la voz y explota su ronco pecho, cual casa del herrero donde en vez de palo nada solo hay azadón:

“A donde va una vamos todas… yo también estoy muy bien, estoy maravillosamente bien”.

¿Podrá realmente estar bien alguien que vende a su familia por lo incierto de una candidatura?

¿Valdrá mas una mugrosa candidatura a la Diputación Local que defender con dignidad el honor y la familia?

Don Ramiro Salazar, padre de Bety, está con su salud quebrantada. Así quedó después del secuestro, pero su hija Bety anda de fiesta, mientras su hermana Leticia va a salto de mata.  A su familia la persigue el Estado. El tirano mantiene sus fauces abiertas para atragantarse, pero ella lo alaba. Ese tirano le da a Bety con una mano la zanahoria y con la otra la ataranta de un garrotazo, pero son cosas departido, partido azul…

En su discurso Bety remacha con broche de bolso fino, pero de cordón mugriento:

“Tenemos la oportunidad de demostrar de lo que estamos hechas las mujeres demostrando que a donde va una vamos todas”.

Pero a donde van sus hermanas ella no va, porque ella es luz de la calle y oscuridad de su propia casa.

Que lástima.