Director General: Julio Alberto Rubio Pérez

ANTES DE MORIR EL BOMBERO JULIO GAUZÍN, ABRAZÓ Y LE DIO EL ÚLTIMO BESO A SU HIJA RENATA QUE ACABABA DE CUMPLIR UN AÑO…

Oscar TreviñoJr. - 31 diciembre, 2020

El 17 de diciembre muy tempranito, el bombero Julio Adrián Gauzín Sánchez, junto […]

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El 17 de diciembre muy tempranito, el bombero Julio Adrián Gauzín Sánchez, junto a su esposa Hannia Raga cantaron: Estás son Las Mañanitas que cantaba el rey David, a mi Renata Linda se las cantamos aquí. Fue su último día feliz, porque horas después, al ser atropellado mientras sofocaba un incendio, fue atropellado y jamás volvió a despertar.

Antes de partir a la Subestación 3, su segunda casa, Julio se calzó su pantalón, zapatos y la playera azul desteñida del H. Cuerpo de Bomberos, regalada por la imprenta ML Publicidad, le dio un beso a Hannia y luego estrechó contra su pecho a Renata y le dio un sonoro beso de despedida por su cumple.

Para Hannia el primer cumpleaños de Renata fue fatal, porque Katia Nery Hernández, embarazada y con un pequeñito, con domicilio en Puerto Márquez No.25 del Fraccionamiento Puerto Rico, mientras hablaba por su celular, en su coche atropelló al bombero Julio Adrián Gauzín Sánchez, que apagaba un incendio rutinario en avenida Virgilio Garza Ruiz e Ignacio Zaragoza.

Destruyó a un buen esposo, a un buen padre y un excelente hijo, es lo que comentan en el barrio de la avenida León Guzmán No.72 entre Ponciano Arriaga y Francisco I. Madero de la colonia Voluntad y Trabajo, sus vecinos que están tristes, muchos de ellos conocieron a Julio durante su infancia, adolescencia, convertido en padre de familia.

El 30 de marzo de 2012, Julio entró a trabajar en el H. Cuerpo de Bomberos como chofer de máquina, supo de las carencias, siempre sonreía, se le vía feliz, más cuando se enamoró de Hannia, a quien admiraba y amaba.

Pero Julio se inquietaba y más porque ganaba dos mil 500 pesos, por eso en la administración de la alcaldesa Leticia Lety Salazar, presentó una propuesta de trabajo porque ganaba 2 mil 400 pesos catorcenales aprovechando el patronato de Bomberos -ahora Asociación Civil-, se malentendió y el caso es que por poco lo corren, por eso optó por guardar silencio.

El carácter bullicioso de Julio, le permitía hacerse de amigos entre sus compañeros, los de Protección Civil, bailaba, vacilaba, se divertía y hasta gritó socarronamente cuando en la administración de Jesús Chuchín de la Garza, le aumentaron el sueldo, como hasta hoy, ganaba 2 mil 900 pesos cada día de pago.

De hecho Julio andaba vuelto loco cuando nació su bebita Renata el año pasado, se le estimaba porque siempre fue muy responsable y mejor ahora que de adulto les servía en su barrio, como de adolescente; disfrutaba tomarse selfis con su esposa y ahora con su pequeñita, que la presumía en Facebook.

Incluso en agosto a Julio se le perdió Bibis, una perrita Frendh Poodle, que cuidaba a su pequeñita Renata, su mortificación aumentó porque ya era noviembre y siguió desaparecida.

El 17 de diciembre, Julio se encontraba de guardia en la Subestación del H. Cuerpo de Bomberos, ubicada en Marte R. Gómez, allí les dijo a sus compañeros Manuel Nava y Ángel González, que estaban invitados para el día siguiente a festejar un año de vida de Renata y sería bautizada como Dios manda.

Faltaba poco para las 13:00 horas se recibió un llamado telefónico en la Subestación, pidiendo ayuda porque se estaba incendiado un zacatal en la avenida Virgilio Garza Ruiz a unas 12 cuadras de distancia de su casa en la colonia Voluntad y Trabajo.

Justamente mientras con su compañero Manuel Nava hacían las maniobras de sofocación, Julio, en la avenida Virgilio Garza Ruiz, fue atropellado aparatosamente por Katia, que apenas se dio cuenta pues estaba hablado por teléfono celular mientras conducía su carro y ponía atención a un pequeñito que llevaba.

Katia ni frenó, a pesar de que Julio era arrastrado por las llantas de su coche, perdió el control del volante pero no el celular y se impactó contra la parte trasera de la pipa de bomberos, el pequeño que llevaba en el carro, se estrelló de cabeza en el parabrisas pero ni sangró.

Mientras la gente detenía a la conductora Katia y revisaban al pequeñito, Manuel Nava que lo vio todo, desesperado, sacó su teléfono celular para llamar a la Estación Central de Bomberos, porque los equipos de radio de las pipas y camiones de bomberos, no tienen alcance suficiente.

Llegaron los elementos de Protección Civil y dos unidades de bomberos, para ayudar a combatir el fuego y para auxiliar en lo que se necesitara, luego una patrulla de Tránsito Local. En tanto la gente de los yonques y casas, decían que Katia hablaba por celular por eso atropelló a Julio.

El cuerpo de Julio fue trasladado al Hospital General, porque a los bomberos se les descuenta de su nómina, pero por presiones del personal pues temían se infectara de Covid-19, Pedro Astudillo director Protección Civil, pidió autorización al Secretario del Ayuntamiento Federico Fernández para que lo trasladaran a una clínica y se eligió la Guadalupe de Sexta y Rayón.

A Hannia le informaron por teléfono del accidente de Julio y para pronto los abogados de Katia que mientras hablaba por celular atropelló a Julio, pidieron la libertad, pues se harían cargo de las lesiones, pagar los gastos médicos, el pequeñito solo sufrió un hematoma, aunque ya el Secretario del Ayuntamiento se comprometió a cubrir la atención en todo.

De un principio a Julio le detectaron daño cerebral, en tanto los 35 elementos del H. Cuerpo de Bomberos, instalaron en la Estación Central una urna, bueno era un garrafón vacío de agua de plástico, para que la gente ayudará en los gastos de manutención de Hannia y Renata.

La que defendería el caso de Julio, era la auxiliar administrativa de la dirección Jurídica del Ayuntamiento, Diana Rubí Iracheta, pero más le importó tomar sus vacaciones decembrinas, dejando sin ayuda legal a la familia de Julio.

Pero los días pasaban y la salud de Julio, era igual de cuando el accidente, a veces movía un dedo o una mano siempre al cuidado de Hanna, su cuñada, Hortensia –mamá de Julio- únicos autorizados para verlo, en tanto los bomberos hacían guardia en la calle y otros por Facebook pidieron oraciones, todavía pasó la Navidad entre sueños y falleció un día después de Nochebuena.

En tanto la responsable fuera de prisión al pagar una fianza, celebró la Navidad acompañada por su familia, su pequeñito ya recuperado de salud, feliz, pero ahora su situación jurídica cambió al morir Julio.

El cuerpo de Julio fue velado en la funeraria Rosario, fue llevado a la Estación Central, lo homenajearon sus compañeros, sus jefes, su familia, la gente que se sensibilizó con su caso.

Allí estaban todos los bomberos y los de Protección Civil junto al ataúd de Julio, se veían vulnerables, como siempre, lejos de un salario digno, que tienen que hacer coperachas para pagar los daños cuando choca la máquina apagafuegos, otra colecta para reparar la unidad dañada.

Por eso Julio había planeado en enero de 2021, hacer un llamado a La Borrega, porque de su bolsa compran celulares para tener una mejor comunicación en caso de auxilio, el saldo que pagan de su bolsillo, con camas de colchones a medio pelo, con desvencijadas sillas, que son insuficientes 35 bomberos para más de 500 colonias de Matamoros.

Hannia está inconsolable, la primera traba que le pusieron en la dirección Jurídica de la Presidencia Municipal, fue que estaba sin derecho a presentar la denuncia en la Fiscalía, porque vivía en unión libre con el bombero Julio –error, si podía-.

La única autorizada para presentar la denuncia era Hortensia como madre de Julio, pero ella deshecha, todavía se condolía de Katia, porque estaba embarazada y le acababan de decir que corría peligro de aborto por el susto, por eso apenas pisó la prisión, dejaron que saliera para internarla en el Seguro Social y viera al pequeñito que llevaba.

Un primo de Julio fue el que convenció a la señora Hortensia de denunciar a Katia, delito que de nueva cuenta con fianza podrá salir de prisión.

El cuerpo de Julio rindió tributo a la madre tierra el 26 de diciembre en el panteón Las Flores, en tanto la pequeñita Renata, nada sabe de vivos y de muerte, sus ojitos están atentos viendo hacia la puerta, sigue esperando la llegada de su papi, que un día salió feliz a su trabajo de bombero.

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