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AL INICIO DE SEMANA SANTA, LOS NIÑOS JORGE, JESÚS, DULCE Y MARÍA VIVIERON AVENTURA CON UN TIBURÓN EN EL OLÍMPICO…

Oscar TreviñoJr. - 11 abril, 2022

En pleno Domingo de Ramos los hermanitos Jorge de 13 años, Jesús Alejandro de 9, Dulce Belén y Paola María […]

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En pleno Domingo de Ramos los hermanitos Jorge de 13 años, Jesús Alejandro de 9, Dulce Belén y Paola María Hernández Lugo, vivieron una aventura que nunca olvidaran, porque junto con un tímido Tiburón, caminaron entre el miedo, la angustia, la desilusión, con un final feliz, abrazados con sus padres y abuelo en El Olímpico.

La aventura surgió en el Mercadito Bazar Emprendedor, en el estacionamiento junto a la concha acústica del Olímpico, organizada por Cinthia Che, con la participación de 70 comerciantes que se instalaron el 10 de abril, con asistencia de buena parte de los matamorenses, incluyendo niños y niñas, porque el plus consistía en que recibirían un juguete.

Allí estaban Jorge, Jesús, Dulce y María, acompañando a su mamá Brenda Lizbeth Lugo, en tanto su papá vendía golosinas en el mismo Olímpico pero muy distante del Mercadito Bazar Emprendedor.

Entre los puestos de ofertas, se encontraba Star Bakery, para cualquier tipo de eventos, expertos en pastelitos, postres, pero al acecho un tímido Tiburón, caminaba con una charola llevando unos deliciosos quequitos que regalaba de promoción.

Entre los puestos de variada mercancía, Dulce, hizo rabieta, diciéndole a Jorge, cuya voz se opacaba entre el murmullo de los mayores:

“Jesús se asustó y corrió, nos van a regañar”.

Jorge, la tomó de la mano derecha, pero nunca soltó a María de la izquierda emprendiendo la retirada al puesto de su papá, ubicado después del monumento a la familia en el mismo parque Olímpico, Cultura y Conocimiento.

Minutos después en el equipo de audio, donde acaba de cantar Alec Loreti, se escuchó la voz de la organizadora Cinthia Che:

“Les pedimos apoyo para preguntar entre sus clientes, por su hija, acá andaba perdida, aquí está una pequeña, andaba corriendo entre los puestos. Amigos aquí tenemos una niña que está extraviada: anda vestida de azul trae chanclitas negras, chequen con sus clientes por allí, a ver si traen a su pequeña, acá está con nosotros, está segura, por favor les pedimos que se acerquen…

Ni siquiera había pasado tal vez 2 minutos, cuando presurosa Brenda Lizbeth, en cada mano llevaba a Dulce y a la pequeñita María a paso veloz que pasaron por un lado de nosotros:

-¿Se le perdió la niña, tranquila allí está?

-Es niño, se llama Jesús, pero tiene el pelo largo -respondió apesadumbrada-:

“Ya encontramos a la mamá, muchas gracias” -dijo Cinthia en el micrófono-.

De nueva cuenta pasaron por nuestro lado Brenda Lizbeth, con la chiquitita de María caminando en el aire a toda prisa, Jesús todavía gimoteando del brazo de su mamá y Dulce la otra niña, que quiere mucho a su hermanito, porque su semblante era de contrariedad, alegaba al viento.

Dejamos que la familia se tranquilizara y fuimos al puestecito del papá de los pequeñitos, pero el primero que respondió fue Jorge, porque a manera de disculpa nos confió:

“Lo que pasa es que yo tuve la culpa, oí que estaban regalando quequitos y les dije a los niños que fuéramos por uno, pero cuando estábamos cerquita del Tiburón, Jesús, gritó y le corrió, pero yo pensé que se había regresado aquí donde estamos, pero nada”.

-¿Y los quequitos?

-El Tiburón me dijo que se le habían acabado, que ya no había, por eso nos venimos.

Decidimos ir al puesto donde vendían los quequitos, para comprar en caso de que los regalos habían acabado, con la idea de que los niños recobraran la felicidad, porque se veían angustiados por lo que estaban pasando:

-Buenas tardes, ¿con quién tengo el gusto?

-Estrella Rodríguez…

-Sabe usted, queremos 4 quequitos si los de regalo se acabaron, queremos comprarlos, lo que cuesten.

-¿De cuál?

-Del que quiera, hay 4 niños que estás chillando porque ya no alcanzaron y queremos comprar para cada uno, los pagamos al precio que usted nos diga, pero que los lleve el Tiburón.

-Si claro, no se preocupe.

Estrella colocó los 4 quequitos en la bandejita y se los dio al Tiburón, al que acompañamos para que los llevara al carretón donde estaba los niños, ya estaba el abuelo, porque también andaba en la búsqueda del niño Jesús.

Junto con Brenda Lizbeth, Dulce y María le plantaron cara al Tiburón, ilusionadas por comerse un pastelito, ya con la presencia de Jorge y cuando su mamá les dio la golosina, se les vio la más hermosa de sus sonrisas:

-Oiga -dijo Brenda Lizbeth al Tiburón-, este último pastelito se lo llevó a mi hijo que esta con su abuelito allí en el puesto, es que le tiene miedo.

El Tiburón dio media vuelta y regresó a su puesto de venta, pero en el trayecto se le preguntó:

-¿Qué se siente hacer el bien?, en tanto en su caminar se oían los melodiosos ladridos de los perritos chihuahueños, que sus amos los llevaron al Olímpico:

-Ay, esté… se siente bien bonito. -respondió-

Para Estrella Rodríguez, su compañero de trabajo Iván, su suegra María, su hermano El Tiburón, al que sabe es muy tímido y su pareja le ayudaron a instalar su puesto Star Bakery, que hicieron feliz a una humilde familia.

Mientras la mamá Brenda Lizbeth, su esposo y su suegro, platicaban sorprendidos la aventura que acababan de pasar María, Dulce y Jorge con un Tiburón de plástico, a su lado Jesús, ni los escuchaba, disfrutaba a mordido cortitas su rico quequito.

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