Durante 17 años, Luiz Antonio Santos Silva mantuvo cautivos en una habitación oscura […]
Durante 17 años, Luiz Antonio Santos Silva mantuvo cautivos en una habitación oscura y maloliente a su esposa y sus dos hijos, un chico de 19 años y una joven de 22; la policía militar de Río de Janeiro los rescató en estado de desnutrición, atados de pies y con evidentes signos de violencia.
Fue a través de una denuncia anónima el jueves 28 de julio de 2022, que las autoridades fueron enteradas del doloroso hecho, por lo que inmediatamente desplegaron un equipo de la policía militar que arribó en el barrio de Guaratiba al pequeño cuarto de cemento sin revestir, repleta de humedad, con una vieja estufa por una esquina, con ventanas tapiadas por madera y sin circulación de aire:
“Al principio pensamos que eran niños —las víctimas—, hasta ese punto estaban desnutridos la muchacha y el chaval”, relató a los medios el capitán William Oliveira, jefe del equipo de rescate.
Según el relato, sólo la esposa de Luiz Antonio fue capaz de comunicarse con los agentes, sus hijos estaban agitados, balbuceaban y se balanceaban de un lugar a otro sobre dos camas mugrientas, sin sábanas y manchadas de heces:
“Era una situación que parecía irreal, difícil de comprender”.
A su vez narró que cuando le ofreció comida a la esposa del agresor, ésta rechazó rotundamente el tazón, pues Luiz Antonio les tenía prohibido probar bocado sin su consentimiento. Por lo que las víctimas fueron trasladadas en ambulancia a un hospital, mientras Luiz Antonio fue detenido en medio del rescate.
De acuerdo con el diario Folha de São Paulo, una vecina contó que la víctima madre de los jóvenes logró salir de la habitación días antes del rescate gracias a un descuido de Luiz Antonio al atrancar la puerta:
“Era la primera vez que la veían. Me pidió que llamara a su hermana; se había grabado el número en la cabeza durante años”, y la vecina, tras varios intentos logró comunicarse con su hermana y alertarla de lo que pasaba.
Por lo que, el medio de comunicación entrevistó a la pariente de las víctimas, quien contó que al inicio de la relación entre su hermana y el raptor, la pareja residía en otro barrio, junto al resto de la familia, quienes fungían como mediadores ante las crisis de celos que tenía Luiz Antonio. Pero que la situación cambió con el nacimiento de los hijos y el agresor decidió desaparecer con los tres sin dejar pista.
Los agentes policíacos creen que el cautiverio de las víctimas se pudo haber evitado desde hace años, pues la prensa brasileña publicó que el consejo tutelar de menores recibió una denuncia respecto al caso hace un par de años, pero que ningún organismo actuó ante la pesadilla que vivían las víctimas durante las últimas dos décadas.