Cuando la pareja estadounidense Natalie Lines Davis y su esposo Mason Davis junto […]
Cuando la pareja estadounidense Natalie Lines Davis y su esposo Mason Davis junto a sus dos hijas viajaban en la carretera entre Caborca y Puerto Peñasco, en Sonora, un comando de sicarios les cerró el paso, bajaron de un salto con las poderosas armas por delante, dispuestos a disparar les ordenaron bajar del vehículo, después los abandonaron en la carretera, aterrados al sentir la muerte tan cerca, -tal vez pensando en el caso de la familia LeBarón- se ocultaron en el monte en busca de refugió donde los encontró un grupo de minero quienes los entregaron con las Fuerzas Federales.
El sorprendente asaltó criminal fue relatado con lágrimas en las mejillas por Natalie Lines Davis y su esposo, originarios de La Mesa, una zona conurbada de Phoenix, la capital de Arizona en Estados Unidos, lugar en donde vive junto a su familia.
Desde su cuenta de Facebook, dijo que el martes 6 de octubre, a las 18:00 horas, viajaban a México en su camioneta Toyota Tundra de reciente modelo y unido a su vehículo: un remolque de 20 pies con tres cuatrimotos, una bicicleta de montaña, hielera con alimentos y equipaje.
Sin embargo, a la altura del Ejido El Sahuaro un vehículo sedán gris, a gran velocidad les bloqueó el paso, de este descendieron hombres armados con fusiles AK-47, uno de los criminal, le apuntó a su esposo Mason Davis en el rostro, luego ordenó que bajara de la camioneta, sino les iba a disparar.
Mason Davis, pensó en la integridad de su familia: obedeció, el temor se apodero de todos cuando el sicario ingresó a la camioneta para conducirla con las niñas y Natalie Lines Davis a bordo. Mason Davis quien habla poco el español, les suplicó a los hombres que dejaran salir a su familia.
Los sujetos armados lo escucharon, liberaron a la familia, pero los despojaron de sus teléfonos celulares. La familia norteamericana al ver que eran liberados se retiró sin dudarlo, se introdujeron entre la maleza, en donde una camioneta de mineros los encontró y los entregaron con las autoridades.
Durante el camino Mason Davis pensó que el grupo de mineros también eran parte del cártel, y que los iban a entregar a los criminales, pero se reconfortó al ver que iban a ser entregados a un puesto militar quienes los resguardaron hasta su entrega al Consulado de los Estados Unidos.
Ahora desde su hogar la pareja relata su historia y asegura:
“No entendiendo con quién estábamos o hacia dónde íbamos. Por unos segundos, pensé que esto -los mineros- también podría ser parte del cártel y querían a nuestra familia”
Agrega:
“Mi familia está a salvo, nuestras hijas no fueron tomadas, nuestras vidas se prolongaron y me recuerdo de nuevo que Dios vive y cuida de cada uno de nosotros”, el relato fue dado a conocer desde su cuenta de Facebook.