En un patrullaje coordinado entre elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, se registró un topón con sicarios en camionetas blindadas, con saldo de tres gatilleros detenidos, entre ellos un herido, posiblemente junto con 5 policías más.
En un patrullaje coordinado entre elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, se registró un topón con sicarios en camionetas blindadas, con saldo de tres gatilleros detenidos, entre ellos un herido, posiblemente junto con 5 policías más.
Los detenidos son: Rey Francisco Gallegos Cruz, de 33 años de edad, originario de González, Tamaulipas; Felipe Chávez Naranjo, de 31 años, originario de Ciudad Madero.
El otro capturado se identificó como Juan Antonio Orta Ruiz, de 54 años, también de González, herido por un impacto de bala, bajo la ingle de la pierna izquierda y otro balazo en el costado izquierdo del estómago con entrada y salida.
En un vago reporte de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas expone que, del C-5 recibieron el llamado de una persecución y enfrentamiento a balazos por la carretera federal 83 cerca de Ciudad Victoria.
Así, alcanzaron a los vehículos con blindado artesanal, siendo una camioneta Nissan gris oscuro y la segunda una Dodge Nitro plateada, de la que está última al cerrarle el paso descendieron tres tripulantes con las manos en alto:
“¡Nos rendimos, ya no disparen!”
Al inspeccionar el vehículo encontraron tres armas largas, cargadores y tres chalecos antibalas, que se habían quitado momentáneamente porque hacía mucho calor.
En el boletín informativo, ni se molestan en explicar que fue lo que pasó con el otro vehículo, porque con esa deficiente redacción parecía que se manejaba a control remoto, porque los tres detenidos iban en un solo vehículo.
Los informes extraoficiales indican que los elementos de una patrulla de la Guardia Estatal fueron tiroteados, pero fueron ayudados por su compañeros de la Nacional en la carretera González-Aldama, muy cerca de El Barrizal.
Desde temprano Sedena y la Guardia Nacional patrullaban la zona rutinariamente, pero pasaditas las seis de la mañana del 24 de febrero se armaron los pelotazos.
Los militares recorrían el área del por el ejido Adame de Aldama, Tamaulipas, con cautela porque detectaron a distancia con los sofisticados prismáticos, civiles armados con cuernos de chivo, por eso la partida se fue a pie entre los matorrales.
Pero los sicarios tenían guardia, quienes fueron los primeros que empezaron a disparar haciendo blanco entre sus rivales, justamente cuando salían los primeros rayos del sol en la llanura.
De hecho la celebración de La Bandera Nacional, protegió los soldados del Ejército Mexicano, ninguno de ellos resultó herido y eso que les lanzaron una granada pero nunca explotó, tan así que junto con otra fueron decomidas, al igual que:
Fueron ocho armas largas, un fusil Barret y tres vehículos con armado artesanal para evitar que los proyectiles de los militares causaran daño.