Matamoros quedó paralizado en sus actividades laborales, cuando los empleados municipales de secretarías, direcciones, coordinaciones, hasta síndicos y regidores, fueron notificados para ir a la oficina de Finanzas para que cobraran en efectivo su cartocena laboral.

“A la otra paga Beto Granados, el nuevo Alcalde” —decían los empleados en tono de broma—.

Los mismos empleados que fueron a cobrar desde las 07:00 horas, explicaron que todo fue culpa de Héctor Reyna Massu, Secretario de Administración (antes Oficial Mayor del Ayuntamiento):

“Héctor Reyna a través de nuestros jefes, nos dijeron que fuéramos a cobrar a la presidencia municipal, porque 10 días al salario ya lo habían depositado en el cajero de Banorte y el resto tendríamos que cobrar en la Secretaría de Finanzas que está en la presidencia”.

Fue como aquella época de cuando Lety Salazar fue la alcaldesa, las filas para pagar se hicieron enormes, daba vuelta la manzana de la presidencia municipal.

Los primeros en llegar fueron los de servicios públicos, después de las 07:00 horas, comenzaron a hacer fila, cuyo último lugar estaba en la Siete y Morelos, para después de cuatro horas llegar a la ventanilla allí en la calle 6.

Intentamos entrevistar a Héctor Reyna, pero ni siquiera estaba disponible, dizque porque tiene mucho trabajo, pero resulta que es uno de los implicados en la desaparición de dos bombas, en la revisión de Rodrigo Granados —hermano del Alcalde Electo—, presumiblemente una pertenece a la JAD y la otra se perdió entre el papeleo, con un monto aproximado de más de 60 mil pesos.

La impaciencia se comenzó a notar justamente ese 20 de septiembre, cuando a las 11:00 hora el sol estaba muy intenso, de hecho se desmayaron tres personas de la tercera edad y fueron atendidos con líquidos en la oficina de Salud Municipal, a un lado de Presidencia.

Había enojos entre la gente, porque argumentaban que era mejor que les depositaran en Banorte, pero solo lo hicieron con una parte, porque al pagar en efectivo, alguien se agenció la comisión bancaria.

Hubo casos raros, porque por ejemplo del grupo de Limpieza Pública, a una dama —pidió el anonimato porque se iba a saber quién es—, le faltaron 500 pesos en efectivo:

“Todavía ni salía de Presidencia, conté y me faltaban 500 pesos, lo comenté con algunas personas y me aconsejaron reclamar”.

La dama regresó a la ventanilla para reclamar los 500 pesos que le faltaban a su salario:

—¿Y cómo se yo? —preguntó el empleado—.

—Porque yo se lo digo, me falta y los quiero.

—¿Cómo me comprueba?

La gente comenzó a gritar que la cola iba lenta, que se apuraran, de hecho había empleados de la Funeraria Municipal y dijeron que tuvieron que dejar abierto, que había un cuerpo, pero que las instalaciones las dejaron encargadas con los familiares.

—Allí están las cámaras, chéquenlas, el dinero lo saqué del sobre y conté, por eso digo que me falta.

—Bueno está bien, tome.

Así con esa tranquilidad se oyó la voz dentro de Finanzas, los que saben contar que pongan el dinero en los sobres, los demás ayuden. Al centro de la antesala de la Presidencia había ocho personas validando los nombres y entregando comprobantes de pago.

Cerca de las 14:00 horas, decidieron quitar del solazo a los empleados municipales, los pasaron al estacionamiento de la Presidencia Municipal, pero prácticamente habían concluido las actividades laborales.