Al ingresar al Servicio Exterior Mexicano, los diplomáticos tienen el deber y la […]
Al ingresar al Servicio Exterior Mexicano, los diplomáticos tienen el deber y la misión de defender los intereses del país y cuidar el buen nombre de México en el exterior en todo momento y circunstancia. La Ley del Servicio Exterior y su Reglamento son claros instrumentos a cumplir, para quienes integran el equipo de la Cancillería.
Desgraciadamente el reciente incidente suscitado entre el cónsul adscrito Leopoldo Michell Diaz, el agregado administrativo Mario Resendez y el embajador Miguel Angel Isidro en el Consulado General de México en Shangai, República Popular China demuestra el deficiente desempeño de todos ellos en el cumplimiento de su deber oficial.
El Ministro Diaz dejó entrever qué tiene serios problemas de bipolaridad y aires de grandeza, el empleado administrativo por su parte con un total desafío al reconocimiento de las jerarquías de mando establecidas incendio la escena y el titular de Consulmex Shangai embajador Miguel Angel Isidro cometió la grave falta de filtrar la grabación de este penoso incidente entre ” Diplomáticos de carrera “, exhibiendo al servicio exterior mexicano, olvidando su deber de lavar la ropa sucia en casa y, dejar que la Secretaria de Relaciones Exteriores actuara conforme a derecho.
Por su parte la SRE no esta del todo exenta de responsabilidad, sabiendo que existía un ambiente tenso de trabajo entre el cónsul adscrito y el cónsul general no actuó de inmediato y, cuando explotó la bomba emitió un comunicado en el cual señala qué se tomaron ya las medidas necesarias en este caso para garantizar el orden y la seguridad de quienes laboran en nuestra representación consular en Shangai, pero no especifica qué medidas fueron adoptadas.
Por su parte el protagonista principal sin el más pequeño ánimo de vergüenza declaró qué se va de vacaciones antes de regresar a México a la congeladora.
Así las cosas la diplomacia mexicana queda en un desprestigio internacional superada en mucho por otras, tales como la legendario brasileña conocida como Itimaraty conocida por su rigurosa formación y estricto cumplimiento en el otorgamiento de ascensos y rangos diplomáticos.
Este tipo de acciones que ensucian a la bien reconocida diplomacia mexicana en tiempos pretéritos, deben ser sancionadas con un castigo ejemplar, porque no solo quedan ellos como vulgares oferentes callejeros, sino que dan a pensar que todos somos iguales.