A GARROTAZOS JESÚS MATÓ A SU MAMÁ NICOLASA Y HUYÓ…
En la pequeña casa de material número 89 de la calle Francisco Carbajal en la colonia Ampliación Solidaridad, en Matamoros, Tamaulipas, fue escenario de un crimen brutal: Jesús Ángel de la Cruz Hernández, El Bistec, mató de dos garrotazos a su mamá Nicolasa de la Cruz.
Jesús, El Bistec, de 30 años de edad, metió el cuerpo delgadito de su mamá Nicolasa, de 76 años, dentro en una bolsa de plástico negra, que luego de 3 días de intensos calores, la vivienda se inundó de olores nauseabundos, a muerte.
Justamente el 10 de mayo, cerca del medio día, Jesús salió de su casa para irse tal vez a comer, porque nunca regresó y como la puerta ni cerrojo tiene, llegaron sus dos hermanos, abrieron, el olor a podrido era insoportable en el interior, descubrieron el cuerpo de doña Nicolasa en la bolsa, por eso salieron a pedir auxilio.
Una fuente de la Fiscalía General de Justicia en Tamaulipas, confirmó que doña Nicolasa de la Cruz, de 76 años de edad, murió a garrotazos, dentro de la casa, pero ni modo que desmintiera las noticias de los portales y las redes sociales, cuando dijeron que la acuchillaron y destazaron con un machete:
“Jesús mató a su mamá doña Nicolasa en el Día de las Madres, luego la descuartizó con un machete y los restos los metió en una bolsa de plástico negra para la basura, porque la iba a sepultar en le interior de su casa -que tiene piso de cemento-.
Tanto la foto del cuchillo y el machete publicadas en las redes sociales, ni rastros de sangre tenían, por eso los agentes de la Comisaría General de Investigación, enviaron fotografías del interior de la casa a la Fiscalía en Tamaulipas.
Como ya era de noche, el perito de la dirección de Servicios Periciales, decidió llevarse el cuerpo al Servicio Médico Forense (Semefo), porque en la casa la luz era deficiente y había mucha basura inclusive palos y garrotes que servían de leña, lo que era imposible trabajar con pulcritud.
Al sacar la bolsa negra donde estaba dentro el cuerpo de doña Nicolasa, conforme avanzaba caminando los peritos, el mal olor se intensificó, los que transmitían en vivo (según la fuente oficial), comenzaron a decir, que la víctima había sido cortada en cachitos.
Al inspeccionar el barrio donde se ubica la casa de doña Nicolasa de la Cruz, solamente hay una tira amarilla, que alguna vez indicó prohibido el paso, pero sin rastros de sangre en el piso.
A un lado de la entrada del portón de la casa de doña Nicolasa, se ubica un árbol y debajo, un pedazo de banqueta donde Jesús, El Bistec se sentaba, para insultar a su mamá o para tirarle pico a la gente que caminaba frente a él.
Allí el barrio está sin pavimento, se puede apreciar la casa amarillo con rojo donde cometió el crimen Jesús, El Bistec, se puede apreciar bolsas con basura, consta de tres cuartos, donde hay una cocina sin uso, según la fuente de información oficial de la Fiscalía.
Esa casa amarilla (donde vivía Jesús, El Bistec), según la fuente de la fiscalía, está dividida por un patio trasero de tierra, el cuarto de lavado pequeño y luego sigue la casa de doña Nicolasa.
Los vecinos nos contaron, que los interiores de las 2 casas de Jesús, El Bistec, estaba llena de basura, o sea bolsas negras con restos de comida, hierba seca, botellas de plástico de refresco, de agua, de todo, porque alguna vez visitaron a doña Nicolasa
En la casa de doña Nicolasa, también está llena de mugre, cubetas, plásticos, cartones, un refrigerador grande, una estufa que tal vez nunca funcionó, como una especie de basurero.
Pocos son los vecinos que conocían a doña Nicolasa de la Cruz, solo sabían de Jesús, El Bistec, porque vivían juntos, que se sentaba afuerita de su casa en una piedra, bajo la sombra de un árbol para bacilar, pero de los otros dos hermanos, solamente en esporádicas ocasiones los visitaban.
Es que allá en el barrio de la colonia Ampliación Solidaridad, viven los descamisados, las familias humildes, las que a diario después de las 19:00 horas si el transporte urbano se les escapó, tendrán que ir caminando por kilómetros a sus casas, dependiendo de las distancias.
Pues allá vivía doña Nicolasa, que a diario recogía leña, pet, botes de lata, las metía a su casa o a la de su hijo Jesús, El Bistec, para luego venderlas.
En el barrio de la Ampliación Solidaridad, los vecinos comentaron que poco hablaban con doña Nicolasa y Jesús, El Bistec, porque este último, era muy dado a insultar, pero si lo veían drogarse, a veces mariguana, o con tachas.
Tan amolados están en esa zona de Matamoros, Tamaulipas, que allí se cambia el voto por una despensa. Cuando Jesús, El Bistec era un niño, fue atropellado por un automóvil que de tan rápido iba, que ni siquiera se fijaron en las placas.
A Jesús, El Bistec, le pegó duro en la cabeza, la defensa del carro y su cuerpecito apachurrado por las llantas del vehículo, que, aunque sobrevivió, constantemente tuvo crisis de olvidos o batallaba para recordar cosas:
“Se le iba la onda -cuentan los vecinos que poco lo conocieron-, tenía pequeñas crisis Jesús, El Bistec, pero nada de DIF-Matamoros, pa’qué, allí solamente atienden a la clase media para arriba, porque los pobres necesitan tres camiones de ida y otros tres de vuelta a su casa, mucho más caro que el kilo de tortillas”.
Por eso así se quedó Jesús, El Bistec (el apodo viene porque alguna vez trabajó en una carnicería de ayudante), por todo se enojaba, se peleaba con su mamá a quien insultaba a diario, descansaba doña Nicolasa cuando estaba sola, se olvidaba de las groserías.
Los otros dos hijos de doña Nicolasa, tuvieron trabajo, se rejuntaron, emprendieron el vuelo en otra casa, con familia, pero Jesús, El Bistec, se amachó, rehuía salir de la casa de su mamá, pues claro, allí había comida segura y un techo.
En uno de esos momentos de furia, Jesús Ángel maldijo a su mamá, tanto la ofendió, que doña Nicolasa lo corrió de la casa, pero conchudo como era, solamente se fue por la tarde, pero en la noche regresó a cenar, ni se disculpó, ni nada, total, cada quien en su casa.
Doña Nicolasa seguramente apesadumbrada por todo lo que pasaba con su hijo, al acostarse para dormir, se lo encomendaba a Dios, le pedía que le ayudara a moderar el carácter de Jesús, porque conforme pasaban los años, se hacía más violento.
De acuerdo con el médico legista, sería como el 7 de mayo por la tarde-noche, cuando discutieron y Jesús, El Bistec, furioso, tomó un tronco del suelo, con todas sus fuerzas lo estrelló en la cabeza de su mamá doña Nicolasa, que al tambalearse recibió otro golpe seco y nunca volvió a moverse.
Por circunstancias que los investigadores aun lo estudian, Jesús, El Bistec, envolvió a su mamá doña Nicola en la bolsa grande de plástico.
Esa noche durmió plácidamente Jesús, El Bistec. En el piso, puso unos cartones como cama, al día siguiente como si nada hubiese pasado, siguió con su rutina, salió de su casa y se sentó a la sombra del frondoso árbol.
Uno de sus hermanos llegó a su casa y preguntó por su mamá doña Nicolasa, pero Jesús, El Bistec, le dijo debajo del árbol, que había salido a comprar mandado, que regresaría más tarde. Como tardaba en llegar, decidió retirarse para volver a regresar al día siguiente.
Esa noche, Jesús, El Bistec volvió a dormir en el suelo entre los cartones, cerca del cadáver de su mamá doña Nicolasa, cuyo cuerpo ya olía por la intensa ola de calor que estamos padeciendo.
De nueva cuenta amaneció, salió de su casa se sentó a la sombra del árbol, en eso llegó uno de los vecinos, preguntándole a Jesús, El Bistec por el paradero de doña Nicolasa, respondiendo que había salido a comprar mandado.
-Yo no la vi salir de la casa, estuve al pendiente por si pasaba para pedirle un favor.
-Es que se fue temprano -respondió al vecino-.
-No es verdad, yo no la vi pasar…
-Ni modo, no está.
Horas después, otro de los hijos de doña Nicolasa, llegó al barrio de su mamá y le preguntó a Jesús, que estaba en la sombra:
-Háblale a mamá….
-Salió a un mandado, la estoy esperando…
El hermano optó por retirarse, pero en su caminar, el vecino le comentó que tenía dos días sin ver a su mamá, que sospechaba que algo malo había pasado.
Por eso acordaron los hermanos ir el 10 de mayo por la tarde a felicitar a doña Nicolasa, pero Jesús, El Bistec, ya se había ido, dejando la casa sin vigilancia.
Al atardecer llegaron los hermanos a la casa de su mamá, pero como nadie estaba, abrieron la puerta que carecía de cerrojo, olía a podrido y fue cuando vieron el cadáver de doña Nicolasa en la bolsa negra.
Jesús, El Bistec, aunque está prófugo por homicidio, se refugió en casa de uno de sus familiares, en tanto se toman declaraciones del vecino, de los hijos de doña Nicolasa, corroborados con otros medios de prueba, para que salga de inmediato la orden de aprehensión y estar a modo para su captura.